Para Nuria Espert cada vez que viene a Gran Canaria a estrenar una obra en el teatro Cuyás significa -como ella mismo dijo ayer- "volver a casa". Hogar escénico con un camerino que lleva su nombre desde que hizo ¿Quién teme a Virginia Woolf? La actriz catalana regresaría, luego, para interpretar el clásico griego Medea, encarnaría más tarde a la alcahueta de La Celestina en una producción mágica con dirección del genio Robert Lepage, y volvería con Play Strindberg, de Friedrich Durrenmatt, texto reescrito por Georges Lavaudant, una producción discreta pese a la soberbia actuación de Espert.

El Cuyás abre otra vez la puerta grande a la diva. La gran dramática del teatro español da un giro por primera vez en su carrera para interpretar un papel cómico en Hay que purgar a Totó, vodevil donde se disecciona un aparentista matrimonio pequeño burgués, escrito por el francés Georges Feydeau.

Esta producción del Teatro Español, condenada a priori a quedarse en Madrid sino fuera por el productor Juanjo Seoane quien activó su gira, enseña "el genio" de Feydeau, su maestría en profundizar más allá del simple vodevil, al padre de otros muchos autores teatrales, al genio constructor de situaciones absurdas llenas de personajes irrepetibles.

"Feydeau estaba en mi lista de trabajo, pero nunca me atreví a abordarlo hasta encontrar a Lavaudant en mi anterior obra Play Strindberg y ver como el director segregaba ese humor tan ácido", relató Espert, que convenció al director para llevar a escena esta "supercomedia" con la que reconoció disfrutar por primera vez encima del escenario. "Nunca he disfrutado en el escenario, pues siempre supuso un ejercicio de profesionalidad y tensión hasta hacer Totó..., comedia donde he empezado a disfrutar", dijo.

Ella describe su papel de Julia de mujer desgarbada, una maruja que tiene a su hijo como centro del universo. Confiesa realizar la pieza, junto a un elenco "muy espectacular", con extrema seriedad hasta provocar una comicidad disparatada. "La obra demanda de los actores mucha energía, una entrega absoluta y fuerza", sostuvo Espert, "aspecto que la convierte en una joya".