Miguel Delibes, Francisco Ayala, Ana María Matute, Ignacio Aldecoa, Ramón J. Sender, Ramiro Pinilla, Max Aub, Mercè Rodoreda, Bernardo Atxaga o Manuel Rivas figuran entre los 31 autores elegidos por Martínez de Pisón para contarle al lector, de forma cronológica, cómo fue la guerra en el frente y en la retaguardia, en el campo y en la ciudad, en la España republicana y en la nacional.

"Del mismo modo que existe 'Guerra y paz" o 'Vida y destino', parece muy difícil que alguna vez llegue a escribirse la novela definitiva sobre la Guerra Civil", afirmaba hoy Martínez de Pisón al presentar el libro acompañado por Andrés Trapiello, autor de uno de los relatos incluidos, y por el editor de RBA, Malcolm Otero Barral.

El principal criterio por el que se ha guiado Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) al seleccionar los cuentos ha sido el de "la calidad" y también el que estuvieran escritos no sólo en castellano sino en catalán, gallego y euskera. De ahí la presencia en la antología de Atxaga, Pere Calders, Cèsar-August Jordana, Xosé Luís Méndez Ferrín, Lino Novás o Rivas.

El autor de novelas como "Carreteras secundarias", "María bonita" o "Dientes de leche" ha procurado también que prevaleciera "la búsqueda de la decencia" en los relatos escogidos.

"Al escribir de la guerra se suele dar una visión brutal y atroz del ser humano, pero también hubo ejemplos de heroísmo ético y de decencia", señalaba Martínez de Pisón, en cuya antología hay relatos que demuestran "el instinto de supervivencia y de adaptación del ser humano", y otros reflejan el rencor, la crueldad y la venganza.

En la mayoría de los escritores seleccionados, en especial de los pertenecientes a la generación de los "Niños de la Guerra", el lector verá cómo intentaron entender la tragedia, "sin afán de venganza o de ajustar cuentas", añadía el responsable de la edición.

Como decía hoy Trapiello, la Guerra Civil es el hecho histórico "más traumático e importante desde la expulsión de los judíos", y aunque hace setenta años que terminó, no lo está "nuestra visión" sobre ese conflicto. "El asunto no está cerrado ni mucho menos".

De ahí la importancia de este libro. Los relatos "intentan presentar el problema en su complejidad, no en su simpleza; son lecturas de muchas líneas, de ida y vuelta", porque la Guerra "no admite una sola interpretación", aseguraba Trapiello.

El relato "La lengua de las mariposas", de Rivas, abre esta especie de "novela coral" sobre la guerra, en la que los cuentos "parecen dialogar entre ellos" y hay algunos, "unos 5 ó 6", que sólo habían aparecido hasta ahora "en ediciones muy restringidas", como los de "La lección", de Sender; "La emisora", de Juan Antonio Olmedo, o "Las minas de Teruel", de Pere Calders.

El responsable de "Partes de guerra" (el título está tomado prestado de un poemario de Juan Bonilla) asegura que en España se han escrito buenas novelas sobre la Guerra, "pero ninguna ha aspirado a la globalidad". Parece "difícil" hacerlo cuando las heridas "están todavía abiertas".

Trapiello cree que si esa gran novela no ha llegado aún es precisamente porque fue una Guerra Civil, y "habría que hablar de los dos bandos".

Eso complica "enormemente las cosas" porque nunca es fácil buscar "la simetría imposible", decía Trapiello, cuyo relato "La seda rota" se ha incluido en el libro.

En "Partes de guerra" hay algunos cuentos "concebidos desde el compromiso explícito con uno u otro bando", como sucede con Arturo Barea y María Teresa León, que colaboraron activamente en tareas de propaganda para la España republicana, o con Edgar Neville, que lo hizo para la nacional.