Semanalmente, durante quince años, Emilio Gómez publicó en este periódico una página con acordes de guitarra que permitió a muchos lectores aprender a tocarla. El método que ideó tuvo tal éxito que "hasta los más 'troncos' acabaron tocando algo". Tiene 77 años y dice que cuando el timplista J.A. Ramos un día le dijo que había aprendido mucho, se emocionó.

Un día de 1982, Emilio Gómez y Tatín Jaén se sentaron a conversar con quien en ese momento era director general de Editorial Prensa Canaria, el ya desaparecido Ignacio Jiménez Mesa. Tatín, como empresario solvente en el sector de las ópticas y amante de la música, quería matar dos pájaros de un tiro; por un lado, promocionar sus comercios y por otro, que a través de Emilio y de este periódico se difundieran nociones de guitarra.

Los tres quedaron encantados; el empresario patrocinaría una página semanal, el músico plasmaría los acordes de una canción y el director general de EPC, más contento que unas Pascuas. Quince años duró aquella colaboración que tuvo un éxito tan grande entre los lectores que aquellos libros de acordes de Emilio todavía se cotizan. Ya no se encuentran.

Emilio Gómez recuerda que su primera guitarra se la compró su madre en la ferretería El Martillo, que estaba en la subida de San Pedro. "A mí me pareció una guitarra preciosa, pero no sé si la regalé o la perdí, pero nunca supe qué le pasó. Siempre he tenido nostalgia por ella, esa es la verdad". Dice Emilio que su amor por la música le vino de su madre, María Luisa, que fue una bohemia y a la que le gustaba mucho cantar, pero "como no sabía tocar ningún instrumento quizás quiso proyectar su amor a la música en mí, de ahí que me comprara aquella guitarra".

Dice que costó unas 140 pesetas, cantidad que en los años 50 era una pasta. El 'método Emilio para guitarra' era tan fácil, dice, que "yo he visto a verdaderos troncos tocando como si tal cosa y he dicho, caramba, pues acerté". Emilio está casado con Carolina y tiene dos hijos. El hombre puede presumir de muchas cosas pero se decanta por este recuerdo: "Una vez me encontré con el fallecido timplista, maravilloso artista, J.A. Ramos, y me dijo: "Yo aprendí acordes con tus libretos, Emilio". Qué gusto.