- El Festival surgió con idea de situarse en la primera división del circuito internacional de la música clásica, o al menos como cita fuerte de la temporada de invierno. Y lo ha logrado. No es apreciación chovinista tonta. ¿Qué lugar le otorga usted?

- El Festival no sólo ocupa un lugar importante para la sociedad canaria sino que realmente tiene nivel de referente en el plano internacional, está, como dice usted, en la primera división. Hay europeos que vienen a Canarias por el Festival, aunque deberían ser muchos más. Claro, no viene un berlinés a escuchar a la sinfónica de Berlín, pero si viene un francés [si ésta toca en Las Islas]. Y esto lo digo, en efecto, más allá de chovinismos... yo a éstos lo primero es que los dejé atrás cuando salí de Canarias...

- Si se sale de Berlín en parte también. No es sólo el lugar.

- En efecto. Cuando los vienes salen de Viena [la entrevistada vivió años en la capital austriaca] se dan cuenta de que...

- Y bueno, ahí está Thomas Bernhard, el azote de la mentalidad pequeño-burguesa, pueblerina y reaccionaria de buena parte de la sociedad austriaca.

- Y tanto, Thomas Bernhard estaba fatal visto además, lo tenían completamente aislado, vetado. Todo por contar la realidad, porque es lo que era realmente...

- Aunque usted es grancanaria, al trabajar fuera de las Islas, en ellas es una desconocida. ¿Qué diría de su trayectoria como gestora musical?

- Pues yo estudiaba música en el Conservatorio de Las Palmas. Me faltaron dos años para terminar los estudios de violín. Y luego me fui a Viena porque quería estudiar musicología. A su vez, en Austria toda disciplina hay que combinarla con otros estudios. Elegí Artes Escénicas y Ciencias Románicas, optando por italiano [Filología italiana]. Luego hice la tesis sobre Vicente Martín i Soler, un compositor valenciano de gran proyección internacional afincado en Viena, que era el rival real de Mozart. Es decir, cuando las óperas de Martín i Soler se representaban, cosas como Las bodas de Fígaro salían de escena, más allá de que Don Giovanni sea la ópera por excelencia, está claro, que Mozart fuera un genio y Martín no, lo era pero en otro sentido. Bien, pues mucha gente prefería ir a ver las cosas raras del autor valenciano.

- Es increíble las posibilidades de reescribir la historia de la música, como de todo, ¿no?

- Sin duda, por eso cuando veo Amadeus... Además, los dos era amigos, tenían al mismo libretista, Lorenzo Da Ponte y los tres eran compañeros de juega: no en vano en sus óperas hay muchísmas mujeres (risas), tenían que ser un pandilla buena.

- ¿Cuándo entra usted ya en tareas de gestión musical?

- Bueno, tras la universidad, pasé varios años trabajando en museos de Viena, organizando cosas de música, luego con una agencia de conciertos, representando a artistas por el mundo. Más tarde empecé en un Festival que acabaría dirigiendo, el Ost-West Musikfest, dedicado sobre todo a compositores de Europa del Este antes de irme finalmente a París. Pero en medio hice el máster de gestión cultural, mientras creé el Festival de Música Española en Viena, que asumió financieramente al final la Embajada Española por completo y que mantiene un gran nivel.

- Y ahora llega usted al Festival de Música de Canarias en un momento complejo. El recorte presupuestario ha dejado en menos de la mitad el número de conciertos. No poca gente teme que sea el principio del fin, que este Gobierno quiera diluirlo derivando fondos hacia el programa Septenio, en cuya sede estamos ahora [por ayer].

- A mí no se me ha transmitido eso sino todo lo contrario, es decir, que a partir de 2011 tendré apoyo financiero e institucional para programar con holgura. Y respecto a la programación de 2010, lo que pasa es que con el recorte han desaparecido tres orquestas. Aún así queda un Festival con el histórico de la programación a un nivel en el que ya ha estado en otras ocasiones. Lo que pasa es que hace unos años había más participación de tríos, de solistas, en fin, era más variado, no estaba todo tan concentrado en pocas y grandes orquestas sinfónicas. Ahora, en cambio, con tres orquestas que caen se quedan reducidos a la mitad los conciertos, en efecto.

- Pero el recorte, que se justifica en la necesidad de enjugar un déficit, puso haberse escalonado en varias ediciones.

- Ahí no entro. Yo llegué y me encontré con esto dado, con este paquete (risas). Me dijeron esto es lo que hay para esta edición, ahora defiéndelo. Del mismo modo que me encontré, y no sé por qué, pues lo pregunté a los cuatro vientos y no parece tener que ver con la decisión administrativa del recorte financiero, con que de las tres conciertos de las orquestas canarias sólo se hace uno. Algo que tengo claro es que en los próximos años la participación de nuestras orquestas ha de ser incluso superior a la de hasta ahora.

- Sería patético que porque el Festival tiene su gran éxito social en Gran Canaria, y que en Tenerife su resonancia no sea ni la mitad, que un Gobierno escorado a Tenerife se lo cargue, con la proyección que supone.

- Conozco bien el pleito insular desde niña, tengo familia en Tenerife y no vea usted las disputas cuando nos reunimos. Pero no hay pleito insular con el Festival. De hecho, la idea que me han transmitido no es: "vamos a acabar con el Festival", sino que es: "vamos a hacer que en Tenerife el público que acuda sea tan numeroso como en Gran Canaria, en donde aún así el Festival ha de crecer todavía más". Aún así el programa de este año es de mucho nivel. Claro, lo que pasa que no es lo del veinticinco aniversario, que yo entendió siempre que era excepcional, aunque quizás una programación tan densa debió de hacerse en un periodo más intenso.

- ¿Cree que las cancelaciones y las no confirmaciones de orquestas para 2010 pueden influir en la confianza internacional en el Festival?

- Eso ya lo he tratado y no influirá, porque se han hecho en términos correctos, en términos de elevadísima educación y anteponiendo... en fin, de hecho las orquestas a las que se ha cancelado ya han sido contratadas para 2011 y 2012.

- ¿Qué efecto cree que puede tener sobre la compra de abonos este recorte de 2010?

- Pues no es ya lo que yo crea, sino que lo estamos viendo con los hechos es que la gente está empezando a comprar el abono completo, en vez de medio abono. Y además está encantados incluso de tener más tiempo para disfrutar del programa, con los conciertos más espaciados. Está viniendo más gente. La respuesta es positiva, en ese sentido. Y esperamos que siga así.

- Y para 2011 y 2012 usted está trabajando sobre las previsiones de su antecesor, Juan Mendoza, o prefiere poner ya su sello, borrón y cuenta nueva?

- Se van a mantener, pero cada cual tiene su propia idea de lo que ha de ser un Festival. Mi filosofía es no cerrarle puertas a un público que ya tenemos sino abrirnos a otro público que desea entrar. Es lo que ha hecho el Pérez Galdós, que es una joya, y tiene una de las mejores acústicas del mundo en ese formato de teatro italiano. Se decidió acoger nuevas obras, de mayores dimensiones y se le abrió, se le añadió y hubo una renovación estética, pero cuando se llega al teatro la fachada es la misma, sólo que admite otros contenidos. En el Festival es lo mismo: no se va a diluir, nadie va a romper con nada, quien quiera seguir oyendo a las orquestas sinfónicas las va a poder seguir oyendo. Pero habrá cambios en la orientación. El Festival tiene que crecer, sólo que de otro modo y con perfil claro de gran festival centrado en lo clásico.

- ¿Por ejemplo?

- Pues yo no voy a dedicar el Festival a música romántica o posromántica. Hay una música del periodo clásico maravillosa, plural... El Festival va a seguir una línea clásica, entendiendo el clasicismo no sólo Beethoven, Mozart, etcétera, sino como un caleidoscopio, en el que hay muchísimas obras pendientes de representar, hay replanteamientos, reinterpretaciones, variaciones. Pero, eso sí, centrándonos en la llamada música culta, o clásica, un periodo genial, pero que es el que es. No se trata de atraer público metiendo músicas que no tienen nada que ver con ese periodo de la música, que es infinito en si mismo, pero que es también un periodo concreto y un ámbito creativo definido que va desde la música prebarroca hasta la llamada música del siglo XXI [la música clásica contemporánea desde finales del siglo XX hasta ahora]. Es decir, en un festival de rock a nadie se le ocurre meter una orquesta de cámara para que toque la Misa Solemne, porque mucha gente, que va a escuchar rock, diría: pero ¿quiénes son estos plastas ahora? O si metemos a alguien tocando los Caprichos de Paganini en el Womad. Y por otra, parte, respecto de las grandes orquestas, hay que medirlo, es decir, hay que traerlas, porque son fantásticas y son una marca. Pero a veces esas orquestas se dejan ir en calidad, ellos lo admiten, porque saben que son una marca, y hay otras con menos nombre que suenan igual, así que se trata de combinar ambas. He ido conciertos de la Filarmónica de Viena que vamos...

- ¿Seguirán en 2011 con los estrenos de compositores?

- Por supuesto, todo eso va a continuar. Es muy importante.

- ¿Y los solistas canarios?

- Los vamos a potenciar porque, además, tenemos en todo el mundo a solistas de bandera. Insisto, no quiero cargarme nada. Eso si hay que implementar, el Festival tiene que salir fuera a venderse, y tenemos que mirar más al mundo, del mismo modo que ha de crecer el público canario, debe crecer mucho el público de fuera, el turismo cultural.