Fuera, fuera, de aquí¡". Apenas si han sonado los primeros acordes de la banda en el salón de guateques del Casino de Arrecife cuando se les ordena que abandonen el escenario. "Son unos pelúos escandalizantes", explicarían más tarde los directivos de la sociedad para explicar su decisión, en absoluto inaudita en 1965. Los Jóvenes, el tercer grupo de rock de Lanzarote, lucían flequillo y hacían versiones de Los Beatles y Los Brincos, suficiente para ser identificados como enviados de satán por lo más rancio de la sociedad insular de la época.

Es tan sólo un instante extraído de la arqueología musical insular. El Centro de Datos del Cabildo, a través del proyecto Memoria Digital de Lanzarote (www.memoriadelanzarote.com), ha puesto en marcha el proyecto Historias del rock lanzaroteño para recopilar, digitalizar y difundir material sobre este particular planeta sonoro desde la década de los sesenta hasta nuestros días. Mario Ferrer, del Centro de Datos, explica que también participan los responsables de la Bienal Off, el portal www.lanzaroterock.com y la página www.sancocho.com.

Usar pantalones vaqueros y pensar que la música podía ser algo más que isas y folías unió a determinadas mentes en el Lanzarote de principios de los sesenta. Los primeros, en 1961, fueron los Merry Boys (Ildefonso Aguilar, Jesús Aguilar y los hermanos Viña), a los que siguieron Los Rebeldes (1962), que acoplaban pastillas conectadas a una radio a las guitarras españolas para electrificarlas y a los que el cura del momento acusó de "hacer música que incitaba al sexo".

Tras una eclosión inicial, se abrió un denso agujero negro entre 1973 y 1997 que se tragó la música en Lanzarote. En 1978 emergieron "los Pink Floyd canarios", Rubicón y los ochenta se abrieron con Papita Rala, primer plato del posterior atracón.