El dúo pianístico de Oliver y José María Curbelo ofreció en la Fundación Mapfre-Guanarteme un atractivo programa con el epígrafe "Orquesta-Dos. La Orquesta en el Piano a cuatro manos" (famosas transcripciones del piano a la orquesta y viceversa). Aula Magna abarrotada y alta empatía entre intérpretes y público. Muy emocionados, dedicaron el programa a su insigne maestra Alicia de Larrocha, recientemente fallecida y evocada con vídeos en pantalla. Abrió la velada una selección de siete de las doce miniaturas Juegos de niños Op.22, de Bizet, bien diferenciadas en su cambiante carácter, precisas en los ritmos y siempre amables.

Con la Rapsodia española, de Ravel desplegaron a continuación un pianismo de mayor compromiso, impresionista y pintoresco en los tres primeros números y expansivo en el virtuosismo de la Feria final, brillante cuadro de ambiente con episodios de danza de gran complejidad, dominados y resueltos con imaginación y alegría.

Finalmente, las cuatro escenas de Petrouchka, transcritas a cuatro manos por el propio Stravinsky, marcaron el punto cenital del concierto. Las magníficas ilustraciones en pantalla de Lola María Alfaro, concebidas con refinamiento y modernidad, subrayaron visualmente la sincronía del dúo, su generosa técnica, temperamento rítmico y plasticidad colorística en la ejecución de una partitura que es puro sinfonismo en los límites del teclado. La versión, vitalista y extravertida, fue muy celebrada y tuvo continuidad con el bis de una de las danzas húngaras de Brahms.

El programa merece un espacio acústico más adecuado. El techo bajo de la sala se presta mejor a la moderación camerística que a estas obras tan percutidas, exigentes de gran dinámica y fuertes calados. Con frecuencia se hacía dura y estridente la fiel lectura del fraseo.