La voz por excelencia de la nueva canción americana vuelve la mirada a sus raíces. Fiel a su apuesta por contar las cosas como las va sintiendo, juguetea con el country, blues, jazz y rockabilly vintage propios de la tierra que la vio nacer y que ha recorrido durante años escenario tras escenario. Acompañada de su impresionante calidad vocal y su guitarra, este sábado presenta su trabajo más reciente, American Standard, en el Paraninfo de la ULPGC a partir de las 20.30 horas. Todo un lujo musical en lo que promete ser unos de esos conciertos que nunca se olvidan.

- Hay quienes le consideran la voz y la palabra de la nueva canción americana, heredera de artistas como Leonard Cohen o Bob Dylan...

- ¿Quién dijo eso? (risas) ...nadie ha dicho eso... ¿Hay quien dice eso, en serio? (risas) Creo que estas personalidades probablemente han dejado para el futuro canciones mucho más maravillosas de lo que yo jamás podré escribir, siento que fueron particularmente superdotados en términos musicales. Cada generación de artistas estamos para hacer cosas diferentes, acorde a la época que nos toca vivir. Es evidente que esa generación en particular todavía da mucha sombra; fueron unos años muy especiales y la forma de vivir en esa época en particular les afectó de una manera muy determinada. Creo que la gente de mi generación, y más jóvenes, seguimos revolviendo para recoger aquellas semillas. Si tenemos suerte, quizás volvamos a ver algo como aquello.

- Su último trabajo, 'American Standard', es el más netamente americano que ha hecho, hasta en el nombre.

- Grabé canciones como para hacer tres discos al mismo tiempo, luego escogí un grupo de temas que consideré que cuadraban bien juntos y lo hice con cierta conciencia de unidad. Después, con el resultado, le di el nombre al disco. Pero no fue una decisión consciente, no las grabé pensando en un concepto previo...

- Un disco en el que repasa sus raíces musicales desde múltiples estilos: blues, country, rithym´n´blues ¿y hasta un gospel?

- Al componer no pienso previamente en ningún estilo. Sólo intento grabar las composiciones lo mejor posible con las herramientas que tengo; las canciones salen y adquieren solas un cierto color. Porque algunas simplemente nacen en un momento determinado y después tienes que sumarle a eso el color, meterlas en una cajita y mezclarlo todo. Y así es un poco como es: no pienso que voy a hacer un tema rockabilly; busco la historia de la canción y siento qué es lo que más le va mientras la escribo. Todo sucede de una manera muy orgánica, muy natural, no pienso mucho en ello en términos de estilo. Va todo muy unido, pero se trata simplemente de buscar la mejor forma de contar la historia que quiero contar.

- ¿Está tomando la mujer un papel más determinante en la música americana?

- No sé ni siquiera cuál es mi papel... quiero decir, la cuestión de género ya no es un factor tan relevante; no siento que el papel de la mujer sea diferente al papel del hombre. Digamos que no tengo claro que en la música actual haya un papel para el hombre y otro para la mujer; es cuestión de si lo que haces te gusta o no, es más un tema subjetivo. Ya no existe un grupo masculino en la música decidiendo de qué manera tienes que entenderla, no es así porque la mayoría de la gente es más independiente. En la industria musical independiente, los artistas van más por su cuenta. Eso pinta mejor para las mujeres. No hay ideas masculinas de cómo tiene que ser la música que hace la mujer.

- ¿Disfruta más con el directo o con el trabajo en estudio?

- Toma dos partes distintas de mi cerebro. Me encanta estar en el estudio y grabar, realmente es de mis cosas favoritas de este mundo y siempre me siento un tanto triste cuando se termina. Es una sensación extraña: si paso mucho tiempo escribiendo o haciendo conciertos quiero grabar; pero después siento que necesito un descanso, que se traduce en conciertos, y cuando termino las giras deseo volver a grabar y a escribir. Estar de gira es como el trabajo del día a día y el estudio es algo más especial, más creativo.

- ¿Qué diferencia hay entre tocar junto a una banda o, como en esta gira, hacerlo acompañada de su voz y su guitarra?

- Es más cómodo tocar sola, pero es mucho más entretenido hacer la gira con una banda porque es divertido viajar, estar juntos, ser un poco una familia. A mí me encanta eso; es lo que más echo de menos cuando toco sola. Aunque actuar en solitario es también muy satisfactorio, me gusta. Es muy íntimo.

- ¿Cada canción nace con su formato propio, o todo puede adaptarse según las circunstancias?

- No suele ser tan diferente arreglar una canción para banda que para que suene en solitario. Aunque en este disco [American Standard] hay temas en los que yo sabía que no iba a poder hacer determinados solos. Bueno, quizá sí que podría; pero son composiciones que no concibo sin banda o que no he logrado encontrar la manera de hacerlas con un resultado que me llene del todo. Normalmente los temas están bastantes completos cuando los toco sola, porque los escribo así. Cuando se escuchan en formato guitarra y voz ,se asemeja más a la esencia de la canción como en sus orígenes cuando la estaba componiendo. Así que es una manera de disfrutar la canción en su estado más crudo. Pero sí, sabía mientras hacía este disco que habría canciones que no podría tocar en directo sin la banda.

- ¿Es posible hacer música sin contar con el pasado?

- ¿El propio pasado? No, no creo que sea posible. O quizá trabajando con electrónica, o hip hop; quizás sería posible para crear algo realmente nuevo. Aunque tampoco creo que, haciendo lo que yo hago, pueda volver a hacer de nuevo dos veces lo mismo. Lo que sale es parte de mi ADN porque es lo que me gusta y lo hago con toda sinceridad. Continuaré mezclando músicas, pero no como un proceso de búsqueda sino porque es mi manera de expresar lo que llevo dentro...

- Como autora, ¿qué opinión tiene del intercambio de música a través de Internet?

- No puedo decir que este realmente feliz con esto. Todos los músicos hablamos mucho últimamente de lo complicado que está siendo vivir de la música, el poco dinero que se consigue, con la poca gente que realmente esta comprando discos, casi asusta. Para los músicos este negocio ha sido siempre difícil, así que el porcentaje económico que estamos perdiendo con esto lo hace devastador. Mi propio credo -ya que, como todo el mundo, también copio algún disco- es: si me gusta lo suficiente, si lo escucho más de una vez y lo disfruto, lo compro.