El teatro de Bayreuth, fundado por Richard Wagner como el lugar perfecto para sus óperas, acogió ayer los funerales por Wolfgang Wagner, el nieto del compositor y durante más de medio siglo director del festival, ceremonia que discurrió entre sones de su abuelo y con el trasfondo de algún rifirrafe familiar.

La canciller Angela Merkel, el primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, y un millar de invitados, acudieron a la "verde colina" para rendir el último tributo al patriarca, fallecido el 21 de marzo a los 90 años.

La orquesta del festival interpretó una selección de piezas esencialmente wagnerianas, como las oberturas de Lohengrin y El crepúsculo de los dioses y con el director estrella del certamen desde el año 2000, Christian Thielemann, a la batuta. Centenares de ciudadanos siguieron la ceremonia desde los jardines para rendir homenaje a quien, desde 1951 y hasta agosto de 2008, dirigió el festival fundado por su abuelo.

Wolfgang Wagner delegó al cumplir los 89 años la dirección del elitista certamen, tras un largo pulso por su sucesión entre sus dos hijas Katharina y Eva Pasquier-Wagner. La tercera eterna candidata en liza, su sobrina Nike, quedó desbancada, lo que abundó en el largo contencioso entre los miembros de la dinastía Wagner, especialmente el grupo de aspirantes a herederas. Dos días antes de la ceremonia, Nike Wagner emitió una declaración lamentando que ni a ella ni sus tres hermanos -Iris, Wolf y Daphne- se les había reservado un puesto digno a su condición de familiares directos en el acto. La queja de Nike fue la comidilla de Bayreuth, como durante varias temporadas lo había sido la "guerra de sucesión" entre ésta, Katharina y Wagner.

La muerte del patriarca cerró una era, marcada por el resurgimiento del festival que Winifred Wagner puso a los pies de Hitler y que sus hijos Wolfgang y Wieland reflotaron en la posguerra para convertirlo en la cita más codiciada del año para los wagnerianos de todo el mundo.