Pepe Dámaso regresó ayer a la Casa Roja de la finca Las Longueras del Valle de Agaete, mítico escenario de la película La Umbría.

El inmueble, propiedad de la familia Manrique de Lara, funciona como hotel rural desde hace unos años, pero ha pasado a la historia como La Casa de La Umbría, la película que el artista agaetense, dirigiera junto al desaparecido doctor Agustín del Álamo en 1975.

Filmoteca Canaria, que ha recuperado los negativos de la película, ofreció el pasado mes de marzo una retrospectiva de Pepe Dámaso como cineasta, proyectando La Umbría y Réquiem para un absurdo. Este homenaje culminó ayer, con el descubrimiento de una placa en el hermoso inmueble, con la que se recuerda la grabación hace 35 años, del poema teatral de Alonso Quesada.

El pintor y cineasta, arropado por los suyos, recordaba las anécdotas de la grabación, y el magnífico trabajo que realizaron el grupo de actores aficionados.

Ofelia Tadeo, Sari Medina, Gloria Medina, Javier Tadeo, Toñi Medina y Gela Álamo, dieron vida a los personajes principales, sin olvidar al elenco de figurantes, todos vecinos del pueblo, niños y adultos que no han olvidado ni los días de grabación ni las noche de doblaje.

La historia de Salvadora y su familia, marcada por la tragedia, sigue viva en La Casa Roja, desde ayer, la Casa de La Umbría, con permiso de sus auténticos propietarios.

Sentado en el jardín, con la Directora de la Filmoteca Canaria, María Calamino, el viceconsejero de Cultura, Alberto Delgado, Chuchi Manrique, la concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Ángela Mena, y amigos como el ex alcalde de Agaete, José Antonio García Álamo, y Pablo Bucareli, promotor de esta iniciativa, Pepe Dámaso dio rienda suelta a la emoción y quizás imaginó una nueva película.

El regreso a la casa de La Umbría fue una experiencia inolvidable.