Abres micro y pegan a cantar como si en ello les fuera la vida. "Me dediqué a perderte y me ausenté en momentos que se han ido para no verte". Con la voz rota y desgastada por la infinita guardia que montaron en Siete Palmas, un grupo de amigas de Carrizal dejaba muy claro ayer a media tarde que habían venido a disfrutar con El Potrillo. Llegaron a las cinco de la mañana con lo puesto y unas ganas de fiesta tremenda. Y que no le toquen el sitio, porque el que madruga, en este caso, tiene su recompensa.

"Una ranchera me derrite", decía con una sonrisa inmensa una de las amigas de Adela Concepción, la que llevaba la voz cantante de todas ellas, y se encargaba a recordar a la larga cola que se formaba desde las 17.00 horas, que estaba allí antes de que saliera el sol. "Y si venimos a las 5 de la mañana es porque queríamos estar las primeras para disfrutar de este hombre que tiene canciones preciosas y está como un tren". Cuenta Adela, entre risas, que "me subí por el muro para verlo, y traje una blusa para cambiarme ahora, antes del concierto". Adela se conoce todas las canciones y "tengo todos sus discos, me gustan todas, pero canciones como Pecadora son impresionantes".

Su relación virtual con El Potrillo se remonta a 1996: "Lo conozco desde hace mucho tiempo y es como mi niño y yo lloro con él", decía.

Hubo también quien madrugó para trasladarse desde Fuerteventura, como Yurena García, que del Aeropuerto se plantó en el Estadio. "Es muy guapo, canta muy bien y estoy muy ilusionada por verlo, es mi primera vez". Al igual que el resto de seguidoras que iban poblando los aledaños del recinto deportivo, Yurena lucía en el pelo una cinta con el nombre del que ayer fue el héroe de todas ellas. Una noche muy especial para quienes tienen de ídolo al mexicano.