El 16 de noviembre de 1922 José Saramago vio la luz por primera vez en Azinhaga (Portugal). Su vida se apagó el pasado 18 de junio en su casa del pueblo lanzaroteño de Tías. El escritor terminó un viaje para comenzar otro.
Hoy sobrevive en la memoria y, sobre todo, a través de su narrativa. Ayer hubiera cumplido 88 años y lectores de 19 ciudades de cuatro continentes, entre ellas Lisboa, Yakarta, la antigua colonia lusa de Timor Oriental, Santiago de Chile o Washington, le rindieron homenaje leyendo fragmentos de sus obras para recordar el día de su nacimiento, una iniciativa promovida por las sedes internacionales del Instituto Camoes de Portugal, institución que promueve en el mundo el estudio de la lengua y la cultura portuguesa.
"Saramago é mais que os seus livros" (Saramago es más que sus libros), así se refirió a él ayer su viuda, Pilar del Río, en el acto celebrado en la Sala de las Columnas de la Biblioteca Municipal Central de Lisboa, que llevará el nombre del literato. Allí "Saramago aprendió a ser un ciudadano comprometido", destacó Del Río.
La exhibición del documental de Rui Simoes sobre la adaptación teatral de la novela Ensayo sobre la ceguera, así como la versión cinematográfica de esta obra del realizador brasileño Fernando Meirelles, y la presentación del documental José y Pilar, de Miguel Goncalves Mendes, fueron otras de las actividades del programa del Instituto Camoes.
Rodeadas de ejemplares literarios, seis mujeres, amigas y conocidas de José y Pilar, realizaron su particular regalo de cumpleaños a Saramago desde la Librería Libertad de Tías, muy cerca de la vivienda en la que residió el Nobel durante su estancia en Lanzarote tras llegar a la Isla en 1993 y que se convertirá en su museo. Estas lectoras forman parte de un grupo más amplio que cada mes y medio se reúne para compartir sus impresiones de una determinada publicación.
Organizaron esta última convocatoria el martes por la mañana. Saro Pérez, que trabaja en la Fundación José Saramago, y Chona Machado, propietaria de Libertad, coincidieron en afirmar que la jornada de ayer, "en vez de ser triste por la pérdida del Nobel, es alegre, porque nos quedan sus recuerdos y con eso es con lo que nos tenemos que quedar. Este encuentro nos sirve para seguir manteniendo viva su figura entre nosotras".
A esa cita se sumaron Orlanda Álvarez y Nélida, Mari Lola y Beatriz Hernández. Palabra a palabra las seis mujeres fueron encadenando fragmentos de José Saramago en sus palabras (de Fernando Gómez Aguilera), Levantado del suelo, Poesías completas, El viaje del elefante y Ensayo sobre la ceguera.
Mari Lola tenía dos sentimientos a la vez: "La tristeza porque nos dejó y la alegría porque lo seguimos teniendo presente con su obra". Fue la encargada de abrir la lectura con Levantado del suelo, creación en la que el Nobel reveló su plena madurez narrativa. Relata la historia de una familia campesina del Alentejo portugués desde 1910 hasta 1979, en la que se describen los levantamientos y ocupaciones de fincas de comienzos de siglo pasado y la esperanza, finalmente pasajera para los personajes, de la revolución de abril.
Por otro lado, la editorial Alfaguara y Punto de Lectura invitaron a sus lectores a recordar a Saramago animándolos a "sacar tiempo, a robar tiempo al tiempo en algún momento del día, para hacer un momento de lectura Saramago".
Los trabajadores de la editorial pararon su actividad a las doce del mediodía para leer las primeras páginas de El viaje del elefante. Alfaguara justifica esa elección porque le pareció "buena idea evocar al Saramago más risueño para este momento de lectura compartida".
A los lectores se les dio la posibilidad, como sugerencia a través de Internet, de acceder a las primeras páginas de El viaje del elefante, El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera y La balsa de piedra.
La librería Libertad de la localidad de Tías perpetuará la colaboración que le brindaron José Saramago, que firmaba los libros que compraban sus clientes, y Pilar del Río con la colocación de un placa los próximos días en su fachada.
