Hoy se estrenará en el Auditorio Nacional de Música, Madrid, la cantata Largo suspiro de vida para barítono, coro y orquesta, con música compuesta por Emilio Aragón y libreto del director de la Fundación César Manrique (FCM), Fernando Gómez Aguilera, a partir de la obra El año de 1993, de José Saramago, que fue patrono de honor de dicha fundación.

La pieza será interpretada por la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, bajo la dirección de su director, José Ramón Encinar, actuando como solista el barítono José Antonio López. En el mismo concierto, incluido dentro de los Ciclos musicales de la Comunidad de Madrid, se interpretarán además obras de Camille Saint-Saëns, Chaikovski y Mijaíl Glinka.

Emilio Aragón reconoce que siempre se ha sentido cómodo haciendo música programática. A propósito de la cantata Largo suspiro de vida afirma que ha procurado seguir y evocar el mundo cosmogónico del texto. Y, aludiendo a las distintas estrofas del libreto, señala las claves y el ritmo de su composición musical: "Áspera sombra arranca con un interrogante lejano y misterioso para llegar a La vida calla 'sotto voce' y en la que todo es pesante. Poco a poco, Vísperas de la aurora nos va llevando a un Savia y sangre intenso, para recuperar cierta calma con Latido natural. La voz del barítono anuncia: 'Se levanta un gran viento, de punta a punta barre la tierra de los hombres'; es el comienzo de Limpieza del dolor. Con Espigas de luz, la calma se vuelve a apoderar de nosotros y nos guía hasta la paz de Libertad de corazón. Largo suspiro de vida termina con la esperanza que Justicia necesaria nos regala".

La idea de la cosmogonía como base de la cantata surgió, según reconoce el compositor, de una sugerencia de Saramago, aunque, en el desarrollo de las conversaciones iniciales con el escritor y con Pilar del Río, se acabó señalando El año de 1993, una larga composición poético-política del Premio Nobel, como el espacio literario sobre el que podría construirse la obra musical.

Gómez Aguilera, encargado de escribir el libreto tomando como referencia la obra de Saramago (publicada en 1975), pudo trabajar sobre El año de 1993 con entera libertad, por expreso deseo del autor del libro, fallecido el pasado mes de junio. Y, haciendo uso de esa libertad, condujo el texto hacia la idea de una cosmogonía esperanzadora, levantada sobre el eco del caos y las ruinas.