No se podrá quejar Benito Pérez Galdós de la atención que el callejero de su ciudad natal ha prestado a su obra. Buena parte de las vías de un barrio de Las Palmas de Gran Canaria, Schamann, fueron nombradas con forme a obras o personajes del novelista. Como explica el cronista oficial de la capital, Juan José Laforet, "a mediados de los años cincuenta, cuando comenzó a urbanizarse la zona, Saulo Torón propuso al Ayuntamiento que se hiciera una especie de barrio galdosiano".

Y por una vez los políticos hicieron caso a los poetas. El resultado: un dédalo de resonancias galdosianas, con nombres que desde hace décadas forman parte de nuestras vidas cotidianas, sin que siquiera atinemos muchas veces a recordar a cuento de qué fueron bautizadas así todas esas calles.

Doña Perfecta, Marianela, Pablo Penáguilas, Pedro Infinito, Fortunata, Jacinta, Pío Coronado, el doctor Centeno, Federico Viera, Pantoja, el general Prim y Teodoro Golfín son algunos de esos personajes, históricos o salidos directamente del magín del novelista, que dieron el salto de la ficción galdosiana al nomenclátor, los callejeros y las gruesos tomos de las páginas blancas y amarillas.

Junto a estas calles, otras que aluden a obras del novelista, como Misericordia, o a localidades que centraron alguna de las novelas de la primera serie de los Episodios nacionales, caso de Bailén, Zaragoza o Cádiz. Sin olvidar, claro la plaza de Don Benito, con una estatua que recrea al escritor leyendo.

No obstante, los ecos galdosianos en el callejero capitalino no se agotan en Schamann. En Escaleritas está la plaza de Electra, y en la zona de Triana, la conocida calle Pérez Galdós.

Dos vías de la ciudad perdieron su original rotulación galdosiana para acabar siendo nombradas de otra manera. Es el caso de Senador Castillo Olivares, que en otros tiempos respondió al nombre de La fontana de oro. En un acto de justicia poética, hoy su placa recuerda también la antigua denominación.

No lejos de ella, una calle pequeña y endiabladamente empinada se llama hoy Ingeniero Bosch y Sintes, en recuerdo y homenaje a quien vivió allí, según explica Laforet. Este nombre, que habría obedecido a una petición de los vecinos, vino a sustituir al de Gabriel Araceli, inolvidable personaje que pudo protagonizar toda una serie de los Episodios nacionales, pero se acabó quedando sin calle en nuestra ciudad.