Poco a poco todo va encajando. Las filtraciones son inevitables en medio de tantos sabuesos como los críticos literarios que acuden a los ritos anuales de uno de los premios más importantes del mundo, el Planeta, dotado con 601.000 euros. Aquellas cinco jotas, que eran en realidad cuatro porque la de Javier Clemente fue una coda de coña, tenían su fundamento, como se ha comprobado. Cuando el río suena? Eran, recordémoslo, Javier Cercas, Javier Reverte, Javier Sierra y Javier Moro. Como no se sabía el argumento de la obra, era difícil hacer aproximaciones y cábalas mezclando múltiples factores y dándole al botón del resultado. Pero una vez pronunciado el fallo, todo cuadra. El autor, en primer lugar no es un desconocido, sobrino del legendario Dominique Lapierre, es un novelista consolidado, con amplio currículum. Uno de sus títulos, por cierto, es sobre la Amazonia. Luego está la obra. Se llevan los argumentos históricos. Están de moda y eso siempre acompaña. Pero es que la trama coincide además con los intereses estratégicos de la editorial.

La Memoria 2011, 130 páginas encuadernadas en tapas duras de guáflex, color azul, de apretados datos, de sellos y más sellos, de libros, televisiones, periódicos, revistas? si la hubiéramos leído antes de empezar a sherlocquear y a poner la oreja en los círculos cercanos a los jurados y ejecutivos de la Casa, podría habernos dado alguna pista. Una especie de cherchez la femme que aconsejaban los detectives que inauguraron el género policíaco. Ya en el preámbulo se destaca que el grupo Planeta es líder en España y en América Latina, con sus más de 50 sellos que publican en español, y aquí viene el dato, portugués y brasileño. En otros apartados se señala asimismo a Brasil dentro de las áreas de expansión. Brasil, pues. Una potencia emergente, con una enorme capacidad de crecimiento, que está desarrollando un programa de alfabetización con espectaculares resultados, que tiene un crecimiento económico sostenido de tal magnitud que se convierte en tierra de promisión para los inversores del resto del mundo; goza, además, de una estabilidad política y jurídica que otorga seguridad al dinero. Es que en estos momentos, cuando la crisis azota a Europa, lo tiene todo; y en ese todo se incluye, naturalmente, millones de potenciales lectores, que se verán irremisiblemente atraídos por una historia llena de atractivos de personajes que fueron reales. Y los hechos son "rigurosamente" ciertos. "Solo he novelado, como es natural, los diálogos", le contestó el feliz padre de la criatura a una periodista la noche del parto en medio de sonrisas y fogonazos.

Chispazo

Faltaba el chispazo. Planeta siempre busca obras con capacidad de empuje, y de seguir alimentando a las máquinas. Su negocio es vender cuantos más libros mejor. Con esa finalidad, lo confesaba cuando vivía, con la sinceridad que le caracterizaba, Lara padre, nació el Premio, que es una inversión con seguro de retorno. Javier Moro encontró una historia apasionante: la crónica del emperador Pedro I, hijo de madre española (con lo cual ya tenemos un interés ibérico, y no solo luso y brasileño) que llevó adelante, con su mujer la emperatriz Leopoldina, aún hoy muy querida, y un pintoresco grupo de amigos, la aventura de la independencia. Tuvo este hombre una vida apasionante, con claros y sombras que permiten escribir una novela con sus necesarios ingredientes contradictorios: hay ternura y maldad, virtudes y golfería, y un resultado soberbio: se hicieron grandes cosas (una de ellas y no la más edificante fue seguramente que Pedro I pudo tener unos 120 hijos?) y quizás la más extraordinaria fue mantener unido el enorme territorio lleno de tribus y culturas diferentes, y muchos y poderosos intereses en juego en aquella época colonial.

Todo cuadra, como el famoso cubo de Rubick. El imperio eres tú -verdadero título, presentado bajo el lema El emperador del fin del mundo con el seudónimo de Agustín San José- posee todos los ingredientes para ser un superventas en las culturas que han hecho de Planeta el líder editorial de América Latina: español, portugués y brasileño. Es decir, en la Península Ibérica y en América habrá un best seller de interés común. Lo cual, en estos tiempos de desconcierto por el desafío digital, es una buena noticia. José Manuel Lara, con el olfato y la técnica comercial heredada de su padre, no desaprovechará esta oportunidad. Que, a mayores, hasta podría venir al mundo de los consumidores, con alguna polémica de acompañamiento. El autor comentó en la noche de su entronización que es de la misma opinión de Saramago sobre la necesidad de que España y Portugal se unan. Cuando lo dijo el Nobel que compartimos los canarios con los lusos, gracias a la magia de Lanzarote, críticas impulsivas aparte, se produjo una amplia reflexión. Bueno, dijeron algunos, en realidad este reencuentro se está produciendo en el seno de la Unión Europea. Pero el tema es interesante, y volverá en algún momento a la actualidad.

Estrategias

Planeta ganará un tiempo precioso en tiempos turbulentos para la actividad editorial. En solo tres días Lara ha revelado dos estrategias. Una la reveló expresamente en la multitudinaria rueda de prensa en el antiguo Ritz, ahora el Palace: se ha resignado al imponderable del libro digital, se ha rendido a las evidencias para no quedar descolocado, y antes de fin de año entrará en el negocio virtual con todas las armas a su disposición para abrirse camino en aguas por ahora infestadas de piratas; y la otra estrategia es deductiva: esta crónica de portugueses y brasileños abre posibilidades espectaculares de ventas, y quién sabe el jugo multimedia que se le puede sacar a un guión tan atractivo como este.

Por un casual, aún sin saber cuál era la obra de Javier Moro, cuyo nombre empezó a sonar el último día, estaba en todas las quinielas de peso. Los periodistas descartamos de entrada los finalistas con nombres reales, y nos quedamos, intuitivamente -la intuición no es otra cosa que el consejo de la experiencia acumulada- con los aspirantes escondidos bajo el camuflaje de un seudónimo. Así los 10 finalistas 'creíbles' se redujeron a solo seis. Un par de ellos fueron descartados por los temas, de poco encaje en la línea 'planetaria'. Así que aquello de un emperador del fin del mundo, a pesar de que no se supiera de qué mundo ni qué clase de emperador, tenía gancho, olía a novela histórica. La organización del premio entrega con la documentación y la invitación a la cena de gala una quiniela de los cuatro finalistas para rellenar; los que la acierten, reciben en paquete postal en su domicilio una caja con una selección de las más recientes ediciones, y la obra ganadora figuraba en la inmensa mayoría de las papeletas.