Víctor García de la Concha lleva más de trece años dedicado a trabajar por la lengua española en colaboración con las instituciones hispanoamericanas, y cree que ese ha sido el motivo principal por el que el Gobierno lo nombrase ayer director del Instituto Cervantes. "Lo que está al fondo de mi nombramiento" , dijo García de la Concha, "es la visión de América y de que la enseñanza de la lengua española debe estar enriquecida siempre con la visión americana. Por tanto, hay que trabajar de acuerdo con ellos."

Director de la Real Academia Española desde finales de 1998 hasta finales de 2010, García de la Concha potenció durante su mandato la relación con las Academias hispanoamericanas de la Lengua Española, con las que la RAE preparó obras tan importantes como el Diccionario panhispánico de dudas, la Nueva gramática de la lengua española y la nueva Ortografía.

El Cervantes, añade García de la Concha, "tiene como misión la difusión de la lengua española y de la cultura en español, y el Gobierno entiende que ahí tengo una experiencia acumulada muy amplia. Me pareció egoísta por mi parte no aceptar esa propuesta, dado que se entiende que yo puedo servir al país en ese sentido".

El esquema que ha diseñado el Gobierno para el Cervantes es el mismo que se pensó para Mario Vargas Llosa, quien la semana pasada declinó la oferta que le había hecho el Ejecutivo para presidir esta institución. Es decir, García de la Concha será el director del Instituto, pero la labor ejecutiva recaerá en una segunda persona que, según fuentes gubernamentales consultadas, será Rafael Rodríguez Ponga, con una larga experiencia como director general durante los anteriores gobiernos del Partido Popular.

García de la Concha recibió ayer la llamada de los ministros de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, y de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, y les pidió unas horas para reflexionar sobre la propuesta. A última hora de la tarde la aceptó. El exdirector de la RAE está acostumbrado a asumir responsabilidades y la propuesta del Gobierno no parece haberle quitado el sueño. Hoy [por ayer] ha pasado la mañana "trabajando varias horas en una edición conmemorativa de Vargas Llosa" que están preparando las Academias de la Lengua.

"Yo creía que, por edad y por mi trayectoria, tenía derecho a un tiempo de descanso, pero me han propuesto este nuevo cargo y lo asumo con el entusiasmo con que yo siempre asumo las cosas", ha afirmado García de la Concha, que lleva toda su vida dedicado a la lengua española y creía, dice con humor, que ya "había cumplido todo lo que tenía que cumplir en ese campo". El nuevo director del Cervantes llega a una institución que conoce "muy bien" porque ha trabajado con todos sus directores desde hace muchos años. "El Cervantes ha tenido la gran suerte de contar con grandes directores", aseguró García de la Concha, que ha colaborado en especial con Fernando Rodríguez Lafuente, Jon Juaristi, César Antonio Molina y Carmen Caffarel.

"Hablaré con todos ellos y prestaré oídos a todas las propuestas. Pero, en primer lugar, lo que hay que hacer es seguir haciendo las cosas bien, como se ha hecho hasta ahora", añadió García de la Concha.

El caudal del Instituto son los 77 centros que tiene abiertos en todo el mundo, y "el sello Cervantes referido a la enseñanza del español para extranjeros tiene un inmenso prestigio", aseguró.

A García de la Concha no le supone "ningún problema" que la oferta del Gobierno le haya llegado después de la realizada a Vargas Llosa, un escritor de cuya amistad se honra el académico asturiano, experto en literatura del siglo de Oro y en poesía del siglo XX. "A mí me han ofrecido este cargo y accedo gustosísimo. Es un honor", concluyó.

El nuevo director del Cervantes estudió Filología en la Universidad de Oviedo, donde se doctoró con premio a la mejor tesis filológica del trienio 1968-1970 con la que dedicó a la poesía de Pérez de Ayala.

También licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, empezó como profesor de instituto y después ejerció en las universidades de Valladolid y Murcia. En 1976 ocupó la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza y en 1979, en Salamanca. Es un gran experto en literatura medieval, renacentista y contemporánea, y dentro de ésta en poesía española del siglo XX, en especial en poetas como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.

Entre sus obras destacan El arte literario de Santa Teresa (1978), Nueva lectura del Lazarillo de Tormes (1981), Eternidades de Juan Ramón Jiménez (1981), Cristo de Velázquez de Unamuno (1987), cuatro volúmenes de Poesía española de 1935-1975 (finales años 80 y principios de los 90), El arte literario de San Juan de la Cruz (1991), Al aire de su vuelo (2004) y Cinco novelas en clave simbólica (2010).

Elegido académico de la Lengua el 7 de noviembre de 1991 para la vacante de Ricardo Gullón (sillón "c"), ingresó en la institución el 10 de mayo de 1992 con el discurso "Filología y mística: San Juan de la Cruz, 'Llama de amor viva'". El 3 de diciembre de 1992 fue elegido secretario perpetuo de la Real Academia Española de la Lengua, en sustitución de García Nieto; y el 3 de diciembre de 1998, relevó a Lázaro Carreter como director de la Academia, cargo que asumió el 21 de enero de 1999 y del que se despidió el 16 de diciembre de 2010, cuando le sustituyó José M. Blecua.