El 4 de diciembre de 1967 el Teatro Pérez Galdós celebró la puesta de largo del I Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria. Con el tenor Alfredo Kraus como la gran voz que presidía el elenco de La Favorita, de Donizetti, junto a Anna María Rota, Sesto Bruscantini y Paolo Washington, se alzó el telón del viejo coliseo haciendo realidad el sueño de un grupo de amigos, un "grupo de locos", en palabras del actual director artístico de Amigos Canarios de la Ópera (ACO), Mario Pontiggia, que "tuvieron que luchar muchísimo en una empresa absolutamente imposible". El estreno de la ópera fue un tour de force impensable en la actualidad, y que ofrecía al público otros dos títulos en una misma semana tras la apertura con Donizetti: Rigoletto, de Verdi, y Werther, de Massenet, todos con el maestro Kraus como protagonista.

"Fue duro crearlo, que tuviera arraigo y difundirlo, y ahora, con 45 años de cultura de la ópera, que se dice muy pronto, surge el hecho de que si no hay dinero no se hace, cuando es una inversión, una actividad que repercute en muchísimas empresas y da trabajo también a mucha gente en las Islas", dice Pontiggia.

La aseveración del maestro artístico tiene que ver con el nuevo quiebro económico que amenaza el futuro de la Temporada de Ópera, al reducir el Gobierno canario en más de 300.000 euros la subvención anual que venía recibiendo Amigos Canarios de la Ópera. Frente a los 350.000 euros que se esperaba recibir, sobre la mesa están los 40.000 euros a los que llega la Viceconsejería de Cultura. Una cantidad que no pone en riesgo la 45ª Temporada, que se inaugura el próximo lunes 27 en el Galdós con Carmen, de Bizet, protagonizada por la mezzo canaria de origen venezolana Nancy Herrera y el tenor venezolano Aquiles Machado.

Los cuatro títulos de este año se mantienen sin cambio alguno, incluido el debut internacional de Juan Diego Flórez en Los pescadores de perlas, también de Bizet. Lo que está por ver es el futuro de la 46ª Temporada y esos cuatro escalones que restan hasta cumplir el medio siglo.

Mario Pontiggia asumió la dirección artística en 2002 como sucesor de Roger Rosell a propuesta del actual presidente, Juan de León. Con anterioridad, la gerencia artística residió en manos de Jorge Rubio, quien llegó a ACO a mediados de los años 80 con la presidencia de Pedro Suárez Saavedra. Éste cedería el testigo a Gregorio de León durante esta misma década. Tras su fallecimiento se incorporó su hermano Juan, su actual presidente, que se mantiene en el cargo hasta la fecha.

Si se busca un título operístico que ilustre la situación de crisis, la enésima que afronta ACO en su historia, sugiere Pontiggia Las conveniencias e inconveniencias de una representación teatral, de Donizetti, una zarzuela como El dúo de la africana o Capricho, de Strauss, "donde se discute si realmente lo que importa es el teatro". Recuerda el director que la historia de la Ópera en Gran Canaria habla por sí sola y reúne atributos de sobra como para cuestionar su estabilidad por recortes económicos del Gobierno canario. Alfredo Kraus abrió el camino para que, año tras año, pasaran por la Isla primeras figuras, unas animadas por el propio tenor y otras por la gestión y mano izquierda de los responsables artísticos y sus principales valedores económicos, caso de Alejandro del Castillo: Joan Sutherland, Mario del Mónaco, Luciano Pavarotti, José Carreras, Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Birgit Nilson, Samuel Ramey, Mirella Freni, Jaume Aragall... son parte de la nómina de ilustres que dieron esplendor a una de las épocas más brillantes del evento.

Un éxito ligado a gestores como Del Castillo, que tomó las riendas del entonces Festival en sus dos primeras ediciones, y directores artísticos como Tito Capobianco, a quien siempre recuerda Juan de León como la figura que en los años 1975 y 1976 trajo a la Isla las grandes producciones a la manera de los grandes teatros, y marcó lo que denomina "etapa gloriosa".

Estrenos de lujo

El éxito reciente de la Ópera grancanaria tiene como referentes, entre otros, y según el relato de Mario Pontiggia, voces como Aquiles Machado, que hizo su debut europeo en la Isla con Macbeth; los estrenos de Ainhoa Arteta, Rolando Villazón, Cristina Gallardo-Dômas y Juan Diego Flórez, el peruano que tuvo con ACO su debut internacional en La italiana en Argel en el viejo Galdós en 1999, que vino con Pontiggia, por aquel entonces bajo la disciplina de la Ópera de Montecarlo.

Flórez, un divo con una agenda a cinco años vista, ha trenzado buenas relaciones con ACO como lo demuestra que haya regresado en otras cuatro ocasiones, y vuelve otra vez en junio con otro estreno, Los pescadores de perlas, cuyo debut en Nadir ha desbordado la taquilla. Este gesto del peruano es uno de los pluses en favor de un proyecto artístico que trasciende fronteras por méritos sobrados. "En el mundo de la lírica, todos saben lo que se hace en Canarias y con qué nivel", sentencia Pontiggia.

ACO no ha descuidado a los valores canarios. Sus gestores, al igual que en su historia han apostado por figuras emergentes a nivel internacional, han favorecido el empuje de una generación que tiene en Alfredo Kraus al modelo. Es el caso de Nancy Fabiola Herrera, Yolanda Auyanet o Mariola Cantarero, que "volvieron como estrellas", Celso Albelo, Jorge de León y Francisco Corujo.

De vuelta al pasado, Mario Pontiggia insiste en que en los inicios lo difícil no fue ni el dinero ni los artistas. "Lo que más costó fue convencer a la gente de que era una actividad posible para perdurar en el tiempo, atraer al público y, una vez que lograron estabilizarlo, pasaron rápidamente, cosa que no sucedió en ciudades como Oviedo o Bilbao, a ampliar en los primeros años de un título a dos y luego a tres, hasta que por razones de demanda del público se incluyó una cuarta función por título, algo contrario a lo que se piensa de que la ópera es un círculo cerrado".

En las primeras temporadas no se tenía coro propio, algo que encarecía todo al tener que trasladar a la Isla el coro de la ABAO, de Bilbao. Fue a partir de 1974, cuando tuvo su coro dirigido por Chano Ramírez que con los años daría pie al Coro de la Ópera, que ahora dirige Olga Santana.

Las estrecheces económicas y de otra índole como el cierre del Teatro Pérez Galdós desde el 2000 obligaron a ACO a buscar acomodo en otros espacios escénicos de la capital grancanaria como el auditorio Alfredo Kraus, donde se armaron varias temporadas con éxito, y el teatro Cuyás, que también acogió varias producciones que por estrecheces impidieron acometer entonces títulos de gran formato de Wagner, Puccini o Strauss.

En 2007, la ópera volvió al Galdós para avanzar en un proyecto que, como bien señala su presidente, lo que era el empeño de cuatro aficionados se ha convertido en una necesidad cultural.