- ¿Se impone algún objetivo antes de iniciar la elaboración de sus pinturas?

-Nunca. Siempre inicio mis pinturas sin saber lo que va a salir, mi única técnica es buscar y encontrar. Precisamente, por eso, hay una cosa que me preocupa mucho, y es que nunca me organizo, y pinto lo que me sale en ese momento. Pero a mí lo que me interesa, a la hora de trabajar, es que no me haga daño lo que hago, sobre todo los colores, que queden armónicos y suaves a la vista. Por otro lado, en mis obras realizo muchas mezclas de tintas, pero sólo mezclo las que son de su mismo país: la tinta francesa, la tinta alemana, las tintas italianas. Las españolas no las suelo utilizar porque tienen poca intensidad para lo que yo hago.

- Sus obras destacan por tener cientos de detalles minúsculos que atrapan al espectador al modo de un juego. ¿Lo hace expresamente?

- No, más bien yo creo que proviene de la admiración que siempre he tenido sobre los cuadros de El Bosco. En la muestra del Club La Provincia hay un cuadro mío en el que pueden aparecer más de tres mil y pico instrumentos antiguos y no hay ni uno repetido. A mis obras tampoco les pongo títulos porque me gusta que la gente los interprete a su manera ya que pueden tener cientos de ellos. Ese cuadro, al que me he referido antes, podría haberlo llamado Historia enciclopédica del instrumentos, ya que hay instrumentos desde antes de Cristo.

- Precisamente, la música es otra de sus facetas. Y entiendo que ponga sus melodías en la exposición, ya que se complementan totalmente con los cuadros. Pero, ¿es más pintor que músico?

- Soy más artista. A mí me gusta hacer lo que tenga que hacer, ya sea música, pintura, o cualquier otra actividad que me apetezca en ese momento. Me dediqué durante un tiempo a disparar, y gané el campeonato Español de Tiro. Llevé una patrulla de Canarias, cuando estaba de teniente, y ganamos el campeonato de España durante cuatro años. Compongo mucha música para piano, tercetos, cuartetos, y con esa inspiración, también se puede pintar mejor. Y las pongo en mis exposiciones porque creo que así ayuda a entender mejor mis cuadros.

- Utiliza con frecuencia el tema de los animales mitológicos y, más especialmente, el de los toros. ¿Le gusta especialmente?

-Sí, pero en ese punto hay algo de denuncia al mal llamado entretenimiento nacional ya que los retrato con banderillas de fuego, algo con lo que los catalanes no simpatizan. Los toros, son, además, uno de los recursos más difíciles de pintar, me han costado muchas horas los que hay en esta muestras. Concretamente, me costó mucho un cuadro central de la muestra porque vestí mucho al toro de motivos romanos. También fue muy complicado aquel en el que surgen cabezas de caballo por todos lados. Pero todos tienen colores que son agradables a la vista. A mí me gusta jugar y que haya un cierto movimiento.

- Y en todas aparecen figuras tocando instrumentos.

- Ahí hay numerosas lecturas en ese sentido. En un cuadro representaba que una figura que, podría ser interpretada como el diablo, estaba tocando una fuga de Paganini, y lo hacía mucho mejor todavía que un ser humano. Era un conjunto poético de lo que puede ser una persona o un genio como Paganini.

- ¿Hay alguna técnica especial que utilice en sus obras?

- Yo utilizo una técnica muy específica que son las plumas a la inversa. Utilizo la parte inferior que invierto. Suena extraño, y es trabajoso, pero yo obligo a la pluma, y cuando ya le he dado unos cuantos trazos la domino mejor. Utilizo además varias plumas con varios diámetros, y he dejado definitivamente el rotring con una gama de hasta un centímetro. Después de utilizar una de las plumas, algunas veces las limpio, otras utilizo el mismo color, y otras veces vuelvo a mezclarla porque me da otra gama con la misma línea.

- ¿Le gusta innovar?

- No existe ninguna intención en ese sentido. A mí me resulta totalmente absurdo cuando me dicen algunos pintores que hay que romper con todo lo anterior. Y yo les pregunto "¿Vas a inventar reglas?" Yo creo que hay que romper con lo que, por el momento, no eres tú. Y si luego tienes la suerte de tener talento, haces escuela. Yo creo más bien en la originalidad, porque ser original hoy en día es muy difícil. Lo que hay que hacer es crear, y, luego, si tienes esa inspiración, te defiendes, y puedes ser diferente. La técnica, por lo general, no se ve en una exposición. A mí me gusta Óscar Domínguez, que crea formas que te sugieren. A mí lo que me gusta es crear, al margen de la trascendencia que tengan esas pinturas finalmente.

- Usted es militar retirado. Y una parte de su carrera la hizo en África en una época en la que había una gran tensión con Marruecos.

- Estuve cuatro años en la Academia, luego vine destinado a Las Palmas de Gran Canaria. y pedí el desierto, África Occidental, ya que en ese momento había una vacante, y a mí me gustaban los sitios alejados. Por eso me fui a Villacisneros y estuve de jefe de destacamento durante tres años. Luego me vine para aquí, y me quedé en Las Palmas de Gran Canaria.

- Creo que aún allí pudo desarrollar su afición al arte sin ningún problema.

-En África me encantaba tocar el violín en pleno desierto. Me encargué también de entrenar a un equipo para concursar para la copa de tiro del Generalísimo durante tres años consecutivos. Luego me vine aquí y organicé el equipo de Los Pechos, en Tejeda, donde estuve en el departamento de electrónica cerca de cuatro años.

- ¿Tuvo muchas anécdotas durante su estancia en Sahara?

- Hubo muchos ejemplos de la tensión que había. En Villacisneros, en una fiesta del ejército del aire, hicimos un juego para los tiradores de Ifni que iban allí. De pronto aparecieron unos moros de Argelia, ya que allí, tras un acuerdo entre el Gobierno español y el Magreb, mandaron a cerca de 100 castigados, para que no se movieran. Aquellos hombres, con aspectos muy rudos, empezaron a armar un follón tremendo y la cosa se estaba poniendo muy mal. Como no me hacían ni caso, le dije al brigada que fuera al gobierno de tiradores para que mandara una patrulla. Cuando llegaron los echaron, pero faltó poco para que se liara una bien gorda.

- ¿No se llevaba bien con ellos?

-No, no, yo me llevaba muy bien con todos ellos, sobre todo con uno llamado el Príncipe Azul que, decía, era descendiente de una monarquía muy antigua y era muy respetado. Pero allí había personajes de lo más pintoresco. Había uno al que le llamaban el vampiro porque se decía que se levantaba por la noche y chupaba la sangre. Una vez lo vi con un aspecto inquietante, aprovechamos un pequeño jaleo y lo echamos fuera.

- ¿Aquella tensión era consecuencia de las reivindicaciones de Marruecos?

- Estuvo muy tenso, antes de la Marcha Verde. En un partido de fútbol, un equipo africano armó un follón tremendo porque decía que el partido estaba comprado. Tuvo que intervenir la policía y suspender el partido.