La famosa Tercera sinfonía de Beethoven, Heroica, estuvo dedicada en un principio a Napoleón y supuso el inicio del Romanticismo al romper con las formas de la tradición clásica. Sin embargo, una obra tan importante pocas veces ha sido coreografiada para un ballet, debido a la dificultad que supone adaptar a este formato la música del genio alemán.

La Compañía Lisarco Danza, en colaboración con la Fundación SaludArte y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, se atreven con este reto, y además en un lenguaje contemporáneo, a través de un montaje que se representará en la Sala Gabriel Rodó de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria desde hoy hasta el viernes para el público escolar, y el próximo sábado para el familiar en horarios de 11.00 y 12.30 horas.

La orquesta será dirigida por vez primera por el joven director Roberto Pálmer y cobra especial importancia el decorado simbólico que tiene una serie de motivos que aluden al inicio del Romanticismo y a la sordera del propio Beethoven. Además, y a pesar del estrecho espacio que ocupa la orquesta para dejar espacio a los bailarines, el sonido se expande con toda la fuerza de un auditorio.

Objetivo

Durante el ensayo general de ayer, al que acudió el consejero de Cultura del Cabildo grancanario, Larry Álvarez, el director de Lisarco Danza, Rafael Soriano, señaló que el objetivo "es recuperar para la danza contemporánea músicas de una época que no es la actual y que juntas se acoplan perfectamente". Esta compañía está formada por bailarines profesionales con o sin discapacidad intelectual. Su objetivo al formar la compañía era que estuviera formada por un colectivo de danza contemporánea y creación plástica con obras accesibles y emocionantes para todos los públicos. "El bailarín es bailarín y una persona con discapacidad no tiene por qué verse impedida por su situación médica", señala Soriano. "Hemos interpretado la Tercera sinfonía de Beethoven como una red sobre la que el compositor teje, señalando su búsqueda de libertad, lo que se ve en el escenario y cómo la música se relaciona con el autor".

Larry Álvarez, que estuvo hablando con los siete bailarines que componen la compañía, definió el proyecto como "un ejemplo de superación y de integración ya que es una compañía que lleva diez años con este proyecto", y aclaró que tiene un componente de servicio público ya que sus integrantes con discapacidad también aportan un sensibilidad distinta para la gente que venga a disfrutar de sus interpretaciones.

Tras el ensayo general, Roberto Pálmer, que debutaba con la orquesta, hizo hincapié en que la conexión entre músicos y bailarines está siendo magnífica. "Hay que destacar lo novedoso del proyecto", señaló, "porque la compañía lo ha hecho aquí por primera vez, y yo en mi carrera nunca había hecho una producción de un ballet junto con Beethoven y menos la Heroica, que parece que no se da para esa flexibilidad".

Pálmer añadió que "la orquesta está muy integrada con el proyecto", y reconoció que ha tenido que solventar problemas con los vientos y contrabajos por la disposición del espacio para los bailarines. "Los músicos han hecho un trabajo muy duro", aclaró el director, "y hemos ensayado bastante para crear un montaje que le pueda entusiasmar por igual tanto al público joven como al adulto".