Vino al mundo en la Clínica Santa Catalina de la capital grancanaria hace ya 42 años. Una operación en sus rodillas terminó por postrarlo en la cama un año y engancharlo a la literatura. Daniel Martín Castellano ha hecho lo que por ley tocaba en esta vida: tener hijos (dos), plantar árboles (dragos, en su caso) y escribir libros. De estos tiene muchos, hasta doce. Y no sólo los escribe; también los lee. Se los lee a los demás. Es un cuentacuentos reconvertido a concejal de Cultura que sabe sacar tiempo para su familia, la guitarra y el buceo.

- Cuénteme algo, pero en plan microrrelato...

- Los cuentos que no se cuentan acaban en pesadillas. Por eso hay que leer...

- Oiga, ¿Eso qué ha sido?

- Se llama cuento pulga.

- Ah. Usted se define en su web como "un tipo que se asombra diariamente con lo que le sucede". Igual no duerme mucho desde que entró al Ayuntamiento de Telde...

- (risas) No dormía mucho antes, pero tiene usted razón: ahora duermo menos.

- ¿Y cómo acaba una persona tan buena como usted en un sitio como este?

- Uf, eso es difícil de explicar. La capacidad de asombrarme me lleva a ser curioso. Y el ser curioso te lleva a meterte en estos líos.

- Ya lleva un año en el consistorio y podrá decirme si le resulta más complicado dirigir la Concejalía de Cultura y Ocio con cuatro euros, dirigir un colegio con estrecheces o insuflar sonrisas a un puñado de críos con una de sus historias...

- [Se lo piensa] Eh... es más difícil lo de los niños, pero al menos ellos son sinceros.

- Aparte de que tuvo que prometer su cargo el otro día como edil con la medalla prestada por el concejal de Servicios, que es muy servicial, deme un dato que certifique que la cosa está realmente mal.

- En mi Concejalía pagamos de nuestros bolsillos las pilas de los micrófonos.

- Pues sí que está mal...

- Calle, calle...

- ¿Le ha cambiado la percepción de las cosas el situarse al otro lado del escenario?

- Me ha cambiado la visión de la gestión política, aunque intento ser el mismo.

- Me parece que no hace más de un año logró editar uno de sus libros. ¿Eso cómo lo hizo? ¿A quién sobornó?

- Gané un premio literario con La Gota, ilustrado por Rosa Marrero, y los 2.000 euros lo invertimos en él. Es un cuento que trata de cómo las pequeñas cosas pueden producir grandes cosas.

- ¿Qué es lo que siempre está presente en sus relatos?

- Emociones, sentimientos, humor y la figura del abuelo.

- ¿Y todavía hay niños dispuestos a dejarse cautivar por un cuentacuentos?

- Claro hombre, los hay. El cuento es como un masaje al espíritu que produce un cambio en los pómulos. Hasta incluso en los mayores.

- ¿Cómo vamos de cantera en las Islas? ¿Es verdad que Pepa Aurora es el Messi de los narradores infantiles?

- Hay una buena cantera en parte gracias a la política del Cabildo a través de la Biblioteca Insular. Traer gente de fuera y mezclarnos ayuda mucho.

- ¿En qué plaza es más difícil torear? ¿Con los niños o con los no tan niños?

- Con los extremos de ambos, con los infantiles y con las personas muy mayores.

- He leído por ahí que también ha hecho teatro y radio. Hay otro concejal, Rubén Rodríguez, de Más por Telde, que es cantautor. Y luego está Guillermo Reyes, al que no se le da mal la pintura. Oiga, esto me recuerda al Tú sí que vales...

- No sé qué decirle. Yo es que no concurso...

- ¿Cuál fue el último cuento que escuchó en el pleno?

- Un sapo buscaba alguien que le diera un beso. No encontró a nadie, se miró en el agua y se besó a sí mismo. Eso es la Política en Telde.

- Sitúese, está escribiendo un cuento de hadas, princesas y seres mágicos. ¿Qué papeles les daría a María del Carmen Castellano, Guillermo Reyes y Pablo Rodríguez?

- [Reflexiona] Pablo sería el caballero sin armadura; Guillermo, el Merlín... y Mari Carmen, la madre de Caperucita.

- Una historia con final feliz: Daniel Martín se pone traje y corbata para votar. ¿El qué?

- Que Pablo es alcalde.

- ¿Qué haría con el Palacio de la Cultura, que va a tardar más en acabarse que la pirámide de Keops (20 años)?

- Lo reconvertiría en una biblioteca central y en un espacio multifuncional. Con ese edificio ha pasado como aquel señor que quería tener un elefante para presumir de él... y luego se dio cuenta de que tenía que mantenerlo, darle de comer, llevarlo al veterinario. Pues eso.