La polifacética obra de la artista grancanaria Jane Millares Sall, una de las más interesantes y desconocidas de las Islas, podrá contemplarse por primera vez a través de una retrospectiva en el San Martín Centro de la Cultura Contemporánea. La muestra, que se inaugura hoy a las 20.30 horas y que lleva el título de Jane Millares Sall. Diario de una pintora, permanecerá hasta el próximo 29 de julio y recorre toda su producción con más de un centenar de obras suyas en la que, aparte de cuadros, se encuentran también dibujos, documentos y esculturas.

La iniciativa que ha dado lugar a esta exposición, comisariada por Laura Teresa Morales, tiene su origen en un amplio trabajo de investigación que ha dado lugar al material necesario para editar un libro con prólogo de Martín Chirino, sobre la historia, vida y obra de la artista, que es muy probable que se publique en Canarias y la Península.

Jane pertenece a la saga familiar de los Millares, uno de los apellidos con más renombre artístico de las islas, que arranca oficialmente con el historiador, compositor y periodista Agustín Millares Torres y entre los que se encuentran también sus hijos Luis y Agustín Millares Cubas, creadores del teatro costumbrista canario y del primer léxico de Gran Canaria, a quienes siguen en la línea sucesoria y creativa Juan y Agustín Millares Carló, catedrático y paleógrafo, respectivamente, a los que la victoria del franquismo situó entre los mutilados de paz (término acuñado por el pintor Manolo Millares sobre los represaliados por la dictadura) y el exilio.

Jane Millares Sall nació el 2 de agosto de 1928 en Gran Canaria y es la única mujer que puede ser considerada como partícipe del movimiento artístico indigenista en el Archipiélago. Todos sus hermanos destacaron como notabilísimos escritores músicos y pintores (en una o varias facetas artísticas a la vez: Agustín, José María, Juan Luis, Manolo, Sixto, Eduardo -Cho Juaá-, Yeya y Totoyo). Pero Jane, sin embargo, en una sociedad machista y misógina fue víctima del silencio cultural al que condenaron a numerosas artistas, intelectuales y científicas, como sucedió a sus primas Josefina o Lola de la Torre. De ahí que, como ejemplo, entre otros olvidos en la Biblioteca de Artistas Canarios que publica el Gobierno de Canarias, y que ya va por el número 48, sólo figura una mujer canaria entre los artistas seleccionados, que es Lola Massieu.

A esto habría que unir el carácter tímido de Jane, y la circunstancia de casarse con tan solo 16 años con el periodista Luis Jorge Ramírez y atender a la familia. La penuria de la época y la falta de ingresos llega hasta el punto de que su hermano Sixto, también escritor, muere de tuberculosis con apenas veinte años cumplidos.

En el año 37 empieza a dibujar y fue gracias a su marido que su obra no queda en la intimidad y terminara siendo totalmente desconocida. Su habilidad para convertir cualquier cosa en elementos decorativos o en soportes para ella poder pintar anima a su marido a estimular su faceta artística. Era él quien llegaba a casa y le decía que tenía una muestra en tal galería y le marcaba una fecha, tanto para la obra que iba realizando en sus ratos libres como con otros trabajos que completarían las sucesivas colecciones que formarían su cronología de exposiciones.

Su primera exposición tuvo lugar en 1955 en el Museo Canario con una sorprendente exhibición de cuadros indigenistas con un estilo y contenido diferenciado al de los artistas de este estilo en las islas, convirtiéndose también en la primera mujer que expuso en solitario en Canarias. A partir de entonces se producen múltiples exposiciones y numerosos premios.

En la obra de Jane siempre hay aspectos sociales, con una presencia muy destacada de referencias a la mujer y la maternidad, pero también sobre temas concretos de la realidad social y política con cuadros sobre, por poner algunos ejemplos, el garrote vil con relación a la ejecución del perseguido político el Corredera, o sobre el desembarco contra la revolución cubana en Bahía Cochinos mostrado como una especie de Guernica de destrucción y barbarie.

Jane también pintó sobre el sufrimiento que produjo el fascismo, con un cuadro impactante donde refleja un rostro espantoso con una mano alzada. En su obra también aparece su visión lúdica del paisaje canario, su arquitectura, sus tradiciones, y en casi todos con la mujer como centro, la dulzura en su mirada, sus gestos y, sobre todo, en su relación con los niños.