¿De dónde surgió la idea de 'Decir noche'?

Decir noche surgió como la gota que rebasa el vaso después de años de lecturas literarias. Mientras leía fui escribiendo piezas narrativas autónomas, las cuales, sin saberlo, guardaban una relación temática entre sí. Finalmente me decidí a buscar una conexión más coherente, a corregir, borrar y añadir hasta fraguar a partir de ese borrador mi libro. Surgió, pues, de la lectura, una ocupación diaria sin la cual puedo afirmar que mi vida carecería de sentido. Claro, hablo de la lectura como esa puerta de salida a nuevos mundos.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención de esta novela?

No puedo ocultar que desde muy joven me ha perseguido con insistencia una frase contenida en la célebre Carta de Lord Chandos, de Hugo von Hofmannstahl. Lord Chandos, protagonista principal, junto a la poeta Emily Dickinson, de Decir noche, es un escritor que ha perdido la confianza en las posibilidades de la lengua y renuncia a la escritura. En un momento determinado, proclama: "Me siento como si estuviera encerrado en un jardín de estatuas sin ojos". Tal vez esta frase sea el origen de mi libro, una guía, a la vez, para inspeccionar en una gama amplia de escritores que hablan sobre la relación entre realidad y representación lingüística. En Decir noche ellos toman la palabra para expresar sus propias voces.

¿Y por qué el título 'Decir noche'?

La noche aparece en sus diferentes variantes en mi libro. La idea central gira en torno a la ilegibilidad del mundo y, por consiguiente, a la imposibilidad de traducirlo a través del lenguaje. Frente a la realidad brutal, carente de lógica y muda; frente al mundo de lo real oscuro como la noche, ¿cómo decirlo? Porque una cosa son las vivencias o la experiencia y otra bien distinta llevarlas a la narrativa. Conocemos el mundo solo tal y como nos lo contamos, del mismo modo que conocemos la luz. Sobre esta escribió Blanchot que ilumina para esconderse. Únicamente recibimos su reflejo. Pero no crea que mi libro es una disertación filosófica. La noche aparece también en los ojos cerrados de personajes que buscan la claridad más allá de lo visible o que dejan que ardan en su interior los límites del mundo. La noche es la página en blanco, es un libro abierto, es la punzada de la vida, es la dicha de estar placenteramente ubicado en altamar, es la búsqueda de lo desconocido, es el viaje del escritor cuyo ojo se parece al radar de los barcos que navegan en el mar oscuro€

¿Qué aspectos claves de la literatura se abordan?

Difícil responder. El libro trata de la creación literaria y de ese abismo entre mundo y palabra, pero es más que eso. Es un viaje narrativo, entreverado con poesía y ensayo, que va del silencio de Lord Chandos a otras voces de escritores que reconocen la ilegibilidad del mundo y, sin embargo o quizá por eso, no sucumben y escriben. Y, entretanto, se habla de la lectura, la memoria, el tiempo, la soledad, la juventud y la vejez€ En fin, de la vida y, por tanto, también de la muerte.

¿En qué consiste el enfrentamiento dialéctico entre Lord Chandos y Emily Dickinson?

La poeta Emily Dickinson, cuyos poemas resuenan en el jardín de estatuas sin ojos (el espacio narrativo de Decir noche), comprende la angustia de Lord Chandos y su identificación con la cambiante vida que fluye, pero ella sigue escribiendo. Ama la vida y necesita decirla.