Camoens era algo más que un simple animal de compañía en la vida del escritor portugués José Saramago. Ese perro de agua no sólo fue perro; fue obra, letra e inspiración para un autor que jamás dejó de sorprender a quienes seguían sus trabajos. Camoens decidió reencontrarse con su dueño dos años después de la marcha del escritor; ya habían pasado demasiado tiempo separados, y así quiso compartirlo con el mundo la viuda de Saramago, Pilar del Río, en una carta emotiva en la web de la Fundación del artista, titulada Ha muerto Camoens, el perro que inspiró a Saramago; una carta llena de cariño y emoción para alguien que llegó inesperadamente y se fue de la misma manera.

El día que Camoens apareció, las primeras palabras del escritor fueron: "Entra, has encontrado tu casa", como relata Pilar del Río en la carta. En ese mismo momento, a Saramago le otorgaban el Premio Camoens, un prestigioso galardón a las letras portuguesas, y fue en ese instante "cuando supimos que el perro que había encontrado su casa no iba a tener otro nombre que el del gran poeta portugués".

Hasta ese momento, Camoens había sido un simple perro más, abandonado, pero encontró en el hogar de Saramago el mayor cariño que un fiel animal puede encontrar. Esa fidelidad y esa inesperada llegada sirvieron de inspiración al escritor para dar vida a Encontrado, el perro que estará siempre al lado del protagonista de su obra La Caverna. La obra nace para "sacar a la gente de sus propias cavernas", explicó el propio autor el día de su publicación, "en la actualidad, la caverna son los escaparates de los centros comerciales".

Cipriano Alvor (el protagonista), de 64 años, viudo y alfarero de tradición, se enfrenta, a lo largo de la obra, al sinsabor del devenir de los tiempos. Las profesiones tradicionales dejan de tener un lugar importante en la sociedad, y son sustituidas por el desarrollo y el consumismo, así lo quiso reflejar Saramago con la aparición de El Centro, un centro comercial que retira de cualquier plano a esas profesiones que habían sacado adelante a tantas familias.

Junto a Cipriano, siempre fiel, cariñoso y convirtiéndose en un claro punto de apoyo, estaba Encontrado, un perrito que lo acompaña a lo largo de la historia, evitando así que el anciano se sienta solo en los amargos momentos por los que pasaba. Y así fue Camoens para Saramago. Un perro que desde el mismo momento del fallecimiento del escritor "estuvo intranquilo durante todo el día", solo cuando entendió que su dueño no volvería, que ya no iba a estar, "aulló, gritó, se desgarró en un dolor que describirlo araña el alma". Con esas palabras describe la viuda, Pilar del Río, ese intenso y duro momento; un instante en que el animal comprendió que se había quedado solo.

"No bastaron abrazos para consolarlo, ni palabras cariñosas", relata del Río, "iba de un lugar a otro en una carrera que partía el corazón, gemía con dolor humano". Un perro deja de ser perro cuando su vida está tan unida a la de su propio dueño, cuando el uno no puede estar sin el otro, cuando el animal se convierte en persona y siente la ausencia, el dolor por la pérdida y la falta de ese cariño que día tras día le prodigaba su compañero de batallas.

Los 17 años que Camoens pasó con la familia bastaron para convertirlo en uno más, y su pérdida se siente y se vive como tal. Era el último de los tres perros que estuvieron al lado de Saramago a lo largo de su vida: Pepe, Greta y el propio Camoens.

"Ha muerto tan dulcemente como vivió, tan honestamente animal que apetece aprender de su propia forma de estar en la vida", relata Pilar del Río, "Saramago ya no podrá llorar por Camoens". Pero con un hilo de esperanza, como quien desea que esto no se acabe aquí, la viuda del escritor prosigue diciendo que "tal vez se encuentren en la sensibilidad creada que nada ni nadie puede destruir, porque tanta vida compartida no puede destruirse", añade en su carta.

Y es que Camoens no era simplemente Camoens. "Este perro dulce y noble fue la mejor respuesta animal a la mejor conciencia humana" y ha muerto "con todos sus años y siempre amado".

La huella del narrador

Z Lanzarote

De 1993 a 2010

José Saramago llega a la isla de Lanzarote en 1993, tras una agria polémica con el Gobierno portugués, por la publicación de la obra El Evangelio según Jesucristo. Estuvo en la Isla hasta su muerte.

Z La Fundación José Saramago

Creada en 2007

Nace de la mano del propio Saramago para dar cuidado y valor a toda la obra literaria del escritor, el objetivo es darle eco alrededor del mundo. En la actualidad es su viuda, Pilar del Río, junto con otros muchos autores y autoras comprometidos con el trabajo del portugués, quienes están al frente de la Fundación y dirigiendo todas las acciones de la misma.