El Museo del Prado recuperó el jueves una obra que había cedido en 1940 a la Casa de Colón atribuida a Ribera. Cuando el Prado inauguró la exposición El joven Ribera con 32 obras de los primeros años de José de Ribera, El Españoleto, (Xátiva, Valencia, 1591-Nápoles, 1652), el comisario, Javier Portús se atrevía a multiplicar las expectativas creadas ante nuevos descubrimientos del gran maestro del Siglo de Oro. Había muchas obras de las que se atribuían la paternidad a otros autores.

Hace una década no había más de seis obras atribuidas a los primeros años del pintor, aunque los expertos calculaban que podía haber medio centenar, informó ayer el País en su edición digital. Lo que seguramente entonces no sospechaba el museo poseía un óleo de importancia descomunal, como apreciaban quienes visitaban la Casa de Colón en Vegueta. Se trata de San Jerónimo escribiendo, un óleo sobre lienzo de 158 por 98 centímetros que desde 1940 se encontraba cedido en depósito en el Museo Casa de Colón. La obra llegó al Prado el pasado jueves y está pendiente de ser estudiada por los especialistas del museo, confirmó ayer su director Miguel Zugaza, quien adelantó que si un experto como Gianni Pappi certifica la autoría de Ribera, la "propuesta es convincente". Es precisamente el prestigioso historiador italiano, experto en la obra de Ribera, Caravaggio y Gentileschi, quien publica en el próximo número de Ars Magazine un artículo en el que confirma la autoría de Ribera.

La obra hasta ahora en Veguera procede de la colección de Isabel de Farnesio. Figura en el inventario con el número 55 y los sellos se conservan perfectamente visibles en la parte posterior del cuadro. La obra fue atribuida a Massimo Sranzione, primero y a Esteban March, después. El museo catedralicio de Ávila posee una copia.

Como suele ocurrir en estos descubrimientos, la casualidad ha sido determinante. Fue una persona especializada en arte la que alertó al profesor italiano sobre la posible autoría de Ribera. Envío por su teléfono móvil unas fotografías y la maquinaria se puso en marcha.

"La calidad superlativa del San Jerónimo escribiendo es patente", asegura Pappi, al que cita El País . Y pone como ejemplo el tratamiento naturalista del cuerpo desnudo del San Jerónimo, la flacidez de los músculos del brazo, la barriga que desborda sobre las costillas, las uñas renegridas o el terrible dramatismo del rostro. Son también de Ribera la forma de iluminar el cuadro junto a los pliegues de las telas y el desorden de la barba y el pelo.

Los expertos del Prado no albergan muchas dudas sobre la autoría de la obra de Ribera, aunque aún tendrán que manifestarse.

José de Ribera y Cucó, pintor y grabador español del siglo XVII, desarrolló toda su carrera en Italia y principalmente en Nápoles. Fue también conocido con su nombre italianizado Giuseppe Ribera y con el apodo Lo Spagnoletto («el españolito») debido a su baja estatura y a que reivindicaba sus orígenes firmando sus obras como «Jusepe de Ribera, español» (como en su Apolo y Marsias) o «setabense» (de Játiva) . Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio, también con un universal San Jerónimo, hacia una estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros.