José Manuel Lara no defraudó. Como era previsible, la primera pregunta de los periodistas en la rueda de prensa de vísperas fue la relacionada con su amenaza de llevarse fuera de Cataluña su editorial en español, en caso de que el desafío de Mas llegara a consumar la independencia. Por primera vez, las quinielas, por lo general inventadas, pasaron a un segundo plano.

El problema independentista se coló en el 'Planeta', y además con la guinda morbosa de que el lunes a partir de las 21.00 horas comenzarán a sentarse en la mesa presidencial del Palau de Congressos, en la Diagonal, todos los personajes que se han convertido en protagonistas de esta fase de la trama, que para algunos es una tragicomedia de enredos: así, el dueño de Planeta será el anfitrión del personaje que ha abierto la caja de los truenos, Artur Mas, presidente de la Generalitat y líder -cada día más caudillista y carismático- de la galaxia CiU, aclamado por las variopintas masas secesionistas como la plebe aclamaba a los enfrentados reyes de Castilla, que irá acompañado de su conseller de Cultura, el ex socialista Ferrán Mascarell, uno de los hombres de confianza de Pasqual Maragall. Y por el otro bando estará el adalid de la 'españolización' de los niños catalanes, el lenguaraz José Ignacio Wert, ministro de Cultura de Mariano Rajoy. Todos, con otras autoridades, alrededor de la misma mesa redonda, en uno de los actos sociales y culturales de mayor glamour y relumbrón de España (toda) y parte del extranjero.

Un daño irreparable

Habrá en el convite más de 1.200 invitados, entre periodistas y gentes de las letras y famosos inevitables en este tipo de eventos, como se dice últimamente, por indudable traslación suramericana. Y un número de cámaras de televisión y fotógrafos inédito. En la rueda de prensa tradicional que antecede a los fastos de la elección y entrega del codiciado galardón de 601.000 euros ya se observaba un aumento notable de los medios, que sin duda obedece a la rotunda advertencia formulada por uno de los más influyentes empresarios catalanes, que ayer remachó en el mismo clavo, sin que llevara a cabo ningún atisbo de arrepentimiento, como esperaban algunos columnistas y buena parte de la clase política local. "Creo - ratificó- que la independencia de Cataluña produciría un daño irreparable para los unos y para los otros". Muy rotundo, insistió: "No me puedo creer una Cataluña independiente dentro de la Unión Europea. En un Estado que se divide uno se queda fuera. No veo posible la entrada por unanimidad (?) es peligroso - añadió, en medio de un silencio que se podía palpar con los dedos- jugar con sentimientos, y el nacionalismo catalán es un sentimiento, como lo es el español. Los sentimientos no se controlan, y dejan muchas frustraciones".

Con respecto al traslado de la parte de la empresa de libros en castellano, no se echó atrás ni un ápice; y encima apostilló la lógica con un 'coño' que le salió del alma. "Yo no me marcharía, pero por ejemplo, la parte dedicada a los libros en francés, que es un 24%, está en París, ¡coño!, y no tiene sentido que los españoles no estén en el Estado español. Yo no me iré, ni los libros en catalán, como es natural".

Diálogo, mucho diálogo

Una docena de veces introdujo la palabra 'diálogo' en su respuesta-discurso-programa, con un llamamiento a las dos partes enfrentadas "que no han dialogado como debieran". "Hace cuatro o cinco años el presidente Montilla (del PSC-PSOE) habló en el Ritz de una desafección de Cataluña hacia España? Quince días después me preguntaron por eso. Dije que en Cataluña el quince o el veinte por ciento de sus habitantes se consideran exclusivamente catalanes; entre un cinco y un quince por ciento, exclusivamente españoles, y un setenta y cinco por ciento catalanes y españoles en distintas proporciones. Pero entre el 85 y el 90 por ciento no se encuentra bien dentro del cuadro económico financiero del Estado español, y dije, si en la casa de uno hay cuatro hijos, y uno se siente mal tratado, hay que sentarse a hablar con ese, porque si no, pues se puede ir de casa. No se ha sabido dialogar. Solo ha habido visitas oficiales. Diálogo, señores, por favor. La convivencia en Cataluña sigue siendo posible".

Las noticias puramente literarias o relacionadas con el mercado del libro pasaron a un segundo plano, aunque el propietario de Planeta - que ha perdido más de cuarenta kilos tras superar una complicada operación, de la que aún se repone- insistió en que era importante: "Hay que acabar con la piratería", y con su característico gusto por el recurso metafórico incorporó un ejemplo contundente: "y para acabar con los piratas hay que emplear sus mismos trabucos y hasta su parche en el ojo". Aunque no nos imaginamos al ministro Wert con un parche en el ojo, la alusión iba por él, responsable de este asunto y corresponsable de otro que le lleva por el camino de la amargura? comercial. El IVA a la venta de libros en formato digital, que es el tipo general del 21 por ciento. "O se pone del 3 o del 4 como en otros países, Francia, Luxemburgo, o al final las empresas del ámbito digital tendrán que llevar sus sedes a estos sitios".

Por lo demás, y como en la famosa canción de entreguerras, 'sin novedad señora baronesa', a pesar de los problemas y conflictos, el negocio va bien. "Que se hable del premio y de Planeta aunque sea para bien, como decía mi padre. Incluso que se nos critique -y añadió con sorna- aun cuando evidentemente sean opiniones equivocadas". "En estos 61 años, se han recibido veinte mil originales, que son veinte mil autores, veinte mil obras, veinte mil ilusiones? Y cuarenta millones de libros premiados que se han vendido, y que muchos de ellos, pienso, han sido el primer libro para muchos lectores que por ellos han descubierto la literatura". Y mirando a la sala, sonrió satisfecho, de un extremo a otro y a su frente las televisiones. "Mi padre decía que le gustaría que un día vinieran tantos fotógrafos a este acto como los que van al fútbol, y eso se ha hecho realidad".

En ese 'partido' uno de los jugadores ha sido la crisis. José Manuel Lara cree que el libro la ha soportado bien, "mucho mejor que otros productos; se están incrementando los lectores. Hoy día conseguir un 'best seller' que venda un millón de ejemplares es fácil. Hay un público muy fiel? Claro, las ventas se han resentido, pero se resiste bien". El problema está en "otro fenómeno que se ha mezclado" que son las nuevas tecnologías, "muy importantes si las manejas bien". La piratería: ese es el primer combate que hay que librar con urgencia. "Daré todo el coñazo que sea posible: hay que anticipar las medidas de control para las páginas de enlace, que son la gran excusa para las páginas ilegales". Y el dueño de la principal editora de libros en español da otro dato: su compañía ha interpuesto en España más de 1.500 denuncias. "Tenemos todo un departamento sólo para esto, para presentar denuncias y perseguir la piratería. Le hemos enviado a Cultura informes jurídicos suficientes para proceder". Y tras la piratería, el IVA. "Hay que asimilar el IVA digital al IVA en papel".

¿Cuál es el presente y el futuro del libro? A pesar de las noticias procedentes de la feria de Frankfort, y de la tendencia a la ralentización de los e.books en Estados Unidos, José Manuel Lara cree que en España vivimos en una incógnita. "Para saberlo, reflexiona ante los periodistas, hay que llevar a cabo las dos medidas que he propuesto, acabar con la piratería y solucionar lo del IVA. Cuando se haga esto, podremos tener una idea real de cómo va la literatura digital".

El tiempo de quinielas

Sobre los posibles ganadores, tonterías en la sala. El periodista habitual que hizo la primera pregunta habitual, con la carcajada ambiental habitual, ni siquiera venía esta vez con rumores fiables y cotilleos solventes. Lanzó un par de señuelos a ver si colaban y alguien agarraba a la mosca por el rabo, sobre las posibilidades de que un libro precristiano podría ser de J.J. Benítez, experto en ese periodo histórico; si un gallego vinculado con El Corte Inglés tenía la pinta de ser el autor de otro y si "una chica un poco mayor" podría ser la tercera en discordia, o en concordia. Lara sacó su mejor sonrisa socarrona y contestó que él conocía a los tres "y le digo que no me he enterado de nada. Le digo más: me parece que no vamos bien".

A lo largo de esta noche, y en especial de mañana, será el tiempo las quinielas y los rasca-rasca. Sin duda hay 'culturos' de toda la vida con buenas fuentes en el jurado o en su entorno, que saben interpretar, como Kalikatres sapientísimos, los símbolos celestes y las cartas del tarot aparecidas en gacetillas de expertos. Pero cuando 'el señor Lara' abandonó el almuerzo en el elegante salón modernista del Hotel El Palace - que está sobre una línea de metro, y se nota- rodeado de tres guardaespaldas, de los del 'pinganillo' en la oreja, y del chófer, que formaba cuarteto con los otros, los corrillos, y esto es insólito en la liturgia, no contrastaban las 'candidaturas', quiénes eran los autores escondidos bajo seudónimos de las diez finalistas, quiénes tenían ya el favor de un número significativo de jurados? No, nada de eso. El debate independentista se había colado, por la puerta grande, en el Planeta. Mañana lunes (hoy para el lector) Lara, Mas, Wert, Mascarell, cenarán, si nadie se arrepiente a última hora, en la misma mesa, atentamente 'vigilados' por mil doscientos comensales, de los que algo menos de la mitad seremos periodistas. Escudriñados sus rostros, y los menores gestos, por los zoom de los fotógrafos y las cámaras de televisión.

Y en medio Lara, con su lema bilingüe en sentido inverso anunciado ayer: "Soy catalán, pero también soc espanyol". ¿Empezará ese diálogo en el 'Palau de Congressos de Catalunya' el lunes a partir de las nueve de la noche?, ¿Mas y Wert harán caso al "dialoguen por favor" de Lara?

Sigan atentos a la pantalla, que 'to bed continued', como 'Isabel'. (tristan@epi.es)