Publicar un libro, poder comunicar sin corsé informativo, ¿es el máximo logro para un periodista?

En una novela plasmas tu universo, hay una fase de documentación muy importante, un 60% ó 70% incluso antes de escribir. Son palabras mayores, es enseñar tus tripas, son tus criaturas, te enfrentas a tus propios miedos escribiendo.

¿Qué ofrece ‘Reír al viento’?

Es un viaje circular. La protagonista, con 43 años y una crisis, ya no de identidad, sino existencial, de pensar que he hecho todo lo que pensaba que tenía que hacer para ser feliz y me encuentro con que no soy feliz. El punto de partida es un avión camino a Bali y ella misma diciéndose ‘qué narices hago aquí’, dejando a su pareja e hijo de 13 años en casa y pensando que ha hecho la locura de su vida. Después de una noche de cubatas, coge un billete en internet y se ha dicho que tiene que salir y tomar aire. Es un viaje circular a un lugar del que ni siquiera conoces la moneda legal, y a la vez un viaje hacia tu universo interior. Como novela, es un canto a la libertad pero a la vez una historia de valentía con nosotros mismos. Habla de enfrentarnos a nuestros deseos, que es satisfactorio pero también da cierto vértigo, supone hacer lo que te gusta y atreverte a reír al viento.

¿Qué parte de su propia vida se cuela en la novela?

Mi entramado emocional está metido en la novela, porque si no, no hubiera sido capaz de crear esos personajes. Hay sentimientos vividos, pero no hechos concretos. Escribir es la mejor terapia, hay mucho de ti pero transformado.

¿Teme que las ventas del libro se deban más a su fama que su talento literario?

Temía mucho más a la crítica literaria, creo que la gente, mucho más ahora, se piensa mucho gastar el dinero en un libro si no se lo va a leer. Yo no juzgo por qué se lo compran, a los que lo hagan por ser conocida les diría que empezaran a leérselo y que viajaran con él.

¿Se trata, pues, de cierto tipo de guía para viajar?

Todo lo que aparece en la novela, todos los lugares, son reales. Cafeterías y tiendas de surf, todo existe, las rutas que se hacen... es una guía paralela de Bali, también, porque Bali es un protagonista más en la novela.

¿Cuáles son sus referentes literarios?

No quiero etiquetarme ni pretendo emular a nadie. Escribir nació en mí como una necesidad desde la máxima humildad y respeto al mundo de la literatura. Toda mi admiración para los grandes, para Rilke, para Borges... para mí el culmen es la poesía, eso sí que digo que nunca podré con ella. Pero ahí están Barbara Wood, Susan Sontag, Dorothy Parker o Paul Bowles, por mencionar autores que me gustan y han escrito novelas ambientadas en un viaje.