Un agosto más, tantos que ya pareciera que se pudiera perder la cuenta por el transcurso del tiempo y de la vida; pero tu recuerdo, Lorenzo, es más fuerte que el olvido y que las sombras. Ya no es tiempo de lamentos sino del recuerdo sereno de la persona, del hermano, del artista.

Del artista con difíciles comienzos en una época en que bailar no estaba bien visto porque dedicarse al ballet era sinónimo de homosexualidad, por lo que se tuvo que marchar, primero a Alemania y luego a París, donde compartía las clases de baile con la decoración para poder sobrevivir. Era el París del mayo del 68, un París que ardía por los cuatro costados en una ebullición histórica de la que Lorenzo fue testigo y en la que llegó a participar en alguna manifestación, hasta que declararon por decreto que todo extranjero que fuera sorprendido en una manifestación estudiantil sería automáticamente expulsado del país. Tanto tiempo y tan actual todo.

Del artista que decidió regresar a su isla y donde empezó a hacerse un nombre después de haber trabajado con Ge1u Barbu para luego independizarse y empezar sus propias creaciones donde desarrolló su auténtica concepción de la danza con experiencias tan importantes como el homenaje a Manolo Millares y su proyecto de escuela de danza, pero la mediocridad provinciana de aquella época le ganó la partida al talento y así llegó el estancamiento en el que se recrean los mediocres.

Partiendo de nuestro natal Agaete le bailaste a la vida por todos los escenarios del mundo y enseñaste el arte de la danza a tantos y tantos alumnos que lloraron con pena y dolor tu partida en aquel agosto del año 1984. Pero aunque todavía nos duela, también le supiste bailar a la eternidad en ese instante de madura plenitud. Elegiste tu destino y tu final, tu libertad y por ello, a pesar del dolor de tu muerte que el tiempo ha ido mitigando, siempre tendremos vivo tu recuerdo y la alegría de tu presencia, pues sabemos que estás en un lugar donde no existe el dolor ni la miseria humana y donde el arte de la danza tiene su esencia máxima, la levedad. Siempre estarás presente en tu recuerdo.