Los que en la adolescencia estábamos absorbidos por la música, pero aún desconocíamos la profundidad del flamenco, fue 'Entre dos aguas' de nuestros hermanos mayores la que nos descubrió uno de los más espectaculares momentos de la fusión y una pieza que aún acompaña en audio y vídeo algunas tardes de domingo en diferentes versiones en directo y a través de youtube.

Todo en aquel monumento de muchos minutos y que podía durar eternamente en vivo era distinto, todo era armónico, temperamental, sonora y técnicamente perfecto, rítmico, diferente.

No era flamenco, no era jazz, no era pop, era todo a la vez y simplemente algo tan diferente que nos condujo a muchos a investigar ligeramente el flamenco y a empezar a conocer el jazz sin olvidar el pop ni el rock progresivo de la época y menos la psicodelia y el rock ácido de los Starship/Airplane o Grateful Dead o el blues-jazz-rock de Chicago y Blood, Sweat and Tears.

Hay que admitir que cada una de las actuaciones de Paco de Lucía era totalmente diferente a la anterior y la siguiente y, al mismo tiempo, un tipo tímido y muy íntegro.

Serio, riguroso, perfeccionista improvisador afortunado y único en la escena... divertido, atrevido y juerguista, después, Paco de Lucía representaba al músico total. Aquel que, incapaz de leer una partitura, estaba capacitado para crear como pocos desde la nada, y sólo a través del sentimiento profundo y la imaginación, la mejor y más pura música que se podía escuchar. De todos los palos. Y, además, en todas las vertientes posibles, sin límites ni ataduras de tiempo, espacio y ortodoxia y sin desvirtuar en ningún momento su propio origen flamenco.

Conociendo a Al Di Meola, imagino los tragos que pasaría viendo cómo Paco de Lucía era capaz de eclipsar sus virtuosas formas y perfeccionistas punteos y lo mucho que aprendería en aquellas legendaria noches en las que junto a John McLaughlin eran capaces de sumergirse en el jazz desde todos los ángulos posibles y, al mismo tiempo, innovar. Afortunados.

Su música ha sido la mejor embajadora en las últimas décadas en todas las partes del mundo. Alguien decía ayer que nunca habrá otro como él. Seguro. Ni nadie volverá a escribir algo tan grande como Entre dos aguas. Cosas del destino. Paco de Lucía había nacido en Algeciras y murió en México, donde residía, cerca de la playa, entre dos aguas.