Decía Luis Miranda, programador del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que este evento es un punto de luz en el panorama cultural del Archipiélago. Un punto de luz que vuelve a brillar ahora después de un año apagado, o casi, porque al fin y al cabo se han seguido organizando algunas actividades en los últimos meses, principalmente las sesiones dobles en el Monopol.

El caso es que lo primero que se ha podido ver en esta decimocuarta edición del festival, la de la resurrección, es la luz del sol en medio de un bosque. Con dicha imagen arranca el documental chileno incluido en la sección oficial 'Ver y escuchar', cuyo pase inicial se proyectaba este sábado a las 10.00 horas. Más bien podría haberse titulado 'Ver o escuchar', puesto que se centra en un diálogo entre ciegos y sordos: unos intentan explicar, a menudo con la ayuda de intérpretes de la lengua de signos, qué se siente al tener ese sentido que a los otros les falta.

Habrá que esperar hasta el próximo viernes para saber qué otro diálogo puede establecerse entre 'Ver y escuchar' y la competidora indonesia de la sección oficial, 'What They Don´t Talk About When They Talk About Love', que se supone cuenta en clave de ficción una historia de amor entre jóvenes con discapacidad sensorial. De momento, podemos concluir que la de hoy, dirigida por José Luis Torres Leiva, es una película emocionante por momentos: uno de los protagonistas, que solo puede distinguir las luces de las sombras, da gracias por el apagón que le permitió ver por primera vez la luna siendo niño, mientras que una mujer con sordera rememora fiestas en las que se ponían los altavoces tumbados de cara al suelo para transmitir las vibraciones de la música, haciendo que cada pareja bailara a un ritmo diferente...

Donde sí flaquea la mano del director, en nuestra opinión, es al introducir secuencias desenfocadas y con colores alterados -el resto del documental es en blanco y negro-, que pretenden reconstruir con cierta ingenuidad la percepción de una persona con problemas de visión, un poco al estilo de la cinta de Gary Tarn 'Black Sun'. Sea como sea, esos fragmentos ocupan una pequeña parte del metraje, y al final nos quedamos con que 'Ver y escuchar' plantea de manera indirecta una reflexión sobre los dos sentidos que nos permiten disfrutar del cine. Solo por eso ya se merece inaugurar oficiosamente el festival, aunque no lo meteríamos dentro de las quinielas para la Lady Harimaguada.

La otra película a concurso del día era 'All Is Bright' de Phil Morrison, quien se llevó la distinción de plata en 2006 por 'Junebug'. Colaborador ocasional de Kelly Reichardt (de la que se podrán ver a su vez dos películas este año en el festival), Morrison firma aquí el que a primera vista será uno de los títulos más accesibles -si no el que más- de la sección oficial. Al fin y al cabo, se trata de una comedia navideña de redención 100% norteamericana, aunque por supuesto con credenciales de cine independiente, el correspondiente toque dramático y un reparto que incluye a actores de la talla de Paul Giamatti o Sally Hawkins.

Un servidor se declara simpatizante de Hawkins, sobre todo después de haberla visto en uno de sus escasos papeles protagonistas en 'Happy, un cuento sobre la felicidad' de Mike Leigh, pero me temo que aquí le cuesta demasiado poner acento ruso. O quizá el problema radique en que el suyo es un personaje que está ahí única y exclusivamente para servir de apoyo al ex presidiario intepretado por Giamatti, quien busca fortuna en el negocio de los árboles de Navidad.

Por lo demás, se cumplirá sin grandes altibajos el recorrido típico del perdedor con corazón de oro al que ya no quiere su familia. Es una historia contada cientos de veces antes, de ahí que el desenlace presente tantas similitudes con 'Stella Dallas' de King Vidor, por ejemplo, aunque resulte menos apoteósico. Seguro que 'All Is Bright' ganaría enteros viéndola en la tele un 24 de diciembre, pero a día de hoy no pasa del aprobado.

Y hasta aquí nuestra primera crónica apresurada de LPA Film Festival. Seguiremos informando.