La Finca de Osorio, radicada en el corazón de Teror, viaja a los años 50 del siglo pasado para convertirse en una auténtica plantación de cacao en la Finca Sampaka de la isla de Fernando Poo, en la Guinea española. Así se dibuja el escenario principal del drama épico Palmeras en la nieve, basado en la novela homónima de Luz Gabás y protagonizado por los conocidos rostros de Mario Casas y Adriana Ugarte, cuyo rodaje arranca el próximo lunes, 14 de julio.

"Esta es la historia de dos viajes, en el presente y en el pasado: uno en busca de respuestas y otro en busca de una vida", relata el director Fernando González Molina, al frente de otras adaptaciones literarias como A tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti. El primer viaje es el que emprende el personaje de Ugarte, Clarence, desde el presente, cuando descubre por azar una pista que la conduce desde Huesca tras las huellas de sus antepasados, su padre y su tío Kilian, que interpreta Casas. Por lo tanto, Ugarte y Casas no coinciden en pantalla, puesto que el personaje del segundo se sitúa en los años 50, en la Guinea colonial que emula Osorio y en la que recala Kilian, que vive los últimos 20 años de la colonia española. En ambas tramas, paralelas en el montaje cinematográfico, se entrecruzan distintas historias de amor, traición, dolor, secretos y conflictos sociopolíticos, cuyo reparto completan los actores Macarena García, Celso Bugallo, Laia Costa y Emilio Gutiérrez Caba.

"Palmeras en la nieve es una película emocional, épica y grande, tanto en lo presupuestario como en la historia que cuenta, que es la de la vida de muchas personas", señala González. Con un presupuesto de diez millones de euros, 70 actores, 250 técnicos (la mitad, equipo local) y 2.200 extras locales, el equipo fílmico prevé una estancia de seis semanas y media en Gran Canaria, donde planean filmar en Telde, Guía, Gáldar, Arucas, en la capital y, luego, dos días en Tenerife. Le suceden dos semanas en Colombia y tres días en Huesca.

Sin embargo, el equipo coincide en que su grandeza radica en el retrato de "un episodio de la historia de España que apenas se ha reflejado en cine y que mucha gente desconoce", afirma González. "Para muchos, la marcha de Guinea Ecuatorial supuso un trauma, porque la consideraban su verdadero hogar", añade. En este sentido, para el autor de la adaptación, Sergio G. Sánchez, guionista de El orfanato o Lo imposible, "fue un placer y una responsabilidad tremenda adaptar la novela". "Son 800 páginas de libro, así que he intentado ir a la esencia de esas tres historias de amor, que se complementan y que van cerrando a la otra", añade. El calendario señala su estreno en cines en 4 de diciembre de 2015. La aventura acaba de empezar.