Pasaban unos minutos de las 18.00 horas y el alboroto en el Auditorio Alfredo Kraus se concentraba alrededor de la puerta de la Sala Sinfónica. El tropel de espectadores no era para menos. 180 alumnos del Curso Musical de Verano en Gran Canaria, con edades comprendidas entre 7 y 17 años, se daban cita en su gran concierto, el broche final a nueve días de trabajo y dedicación del Curso Musical de Verano en Gran Canaria.

Un ambiente cargado de los nervios propios de los jóvenes intérpretes, euforia, alegría y las carreras para ultimar detalles antecedían al evento. Los padres e invitados al concierto más rezagados ya se sentaban expectantes en las butacas del recinto, en aforo completo. Para comenzar, calentamientos de voz, no sólo para los estudiantes sino también para los espectadores, que serían parte de la primera actuación de coro.

Bajo la atenta mirada de sus profesores, fieles compañeros durante esta quinta edición del Curso Musical y sobre el imponente escenario del Alfredo Kraus los alumnos dejaron boquiabiertos a los asistentes con Nubes de colores, primera composición vocal de la función. La potente unión del público se enlazó a la dulzura de la voz de los alumnos, que se encontraban situados no solo en la platea sino en todos los palcos de la sala.

Tras esta breve pero disfrutada apertura, los estudiantes se cambiaron entre un trajín de partituras. Una pausa que aprovechó Arminda López, presidenta de la Asociación músico-educativa Inegale para agradecer el trabajo conjunto de profesores, alumnos, instituciones y padres. Instrumento en mano, las tablas del Auditorio se llenaron de decenas de intérpretes, que bajo las órdenes de la batuta dieron arranque a la banda. El guiño al cine estaba asegurado. Las bandas sonoras de la gran pantalla hicieron vibrar el edificio, aliadas con las jóvenes manos de los alumnos. Una conjunción perfecta que hizo las delicias de los espectadores, que estallaron en aplausos al acabar la pieza.

Los brillos metálicos propios de los instrumentos de la banda dejaron paso a las redondeadas formas de violines, violonchelos, violas y contrabajos. Era el turno de los más pequeños. Los melódicos movimientos de los arcos también dejaron espacio para otros instrumentos, con hasta tres intérpretes en el mismo piano. Los mayores también probaron las tablas del Alfredo Kraus, con una potente conjugación del cine, con la banda sonora de Brave y grandes de la música como Vivaldi.

Tras el deleite de la orquesta, una infinita comitiva de músicos tomó el escenario. Uno a uno, todos los participantes en el Curso Musical de Verano subieron a la platea, hasta que no cupo ni un alfiler en la tarima. Mientras el gran desfile de intérpretes tomaba asiento, los padres se revolvían en sus butacas, inquietos y expectantes por el gran concierto.

Cada rincón del escenario está ocupado, hay que dejar espacio a instrumentos, partituras y atriles. Y es que son 184 músicos los que tocan en conjunto. La banda sonora de la mítica del séptimo arte Carros de fuego, de Vangelis, llenó el recinto. Grandes y pequeños unieron su talento para dar vida a esta gran melodía del cine, en una muestra que dejó atónito al patio de butacas. Cada uno de ellos demostró su habilidad con el instrumento, al que sacaron el máximo en la última pieza de este gran concierto.

También cupo el toque de dulzura y humor. Una pincelada de los Looney Tunes arrancó en carcajadas a padres e invitados, que fue el desenlace de una tarde llena de emociones que sacó la lágrima de algún que otro orgulloso padre. Parafraseando a Bugs Bunny y su séquito, los 184 estudiantes se despedían del curso con un "esto es todo amigos", guinda del pastel de esta quinta edición.

El público no dudó el vitorear al elenco de intérpretes, que entre aplausos, bravos y un patio de butacas en pie decían adiós en este evento de clausura. La coordinación del centenar largo de alumnos y la impecable interpretación de los estudiantes fue el resultado del ensayo y la conjunción de lo aprendido durante los nueve días de clases y talleres del Curso Musical de Verano en Gran Canaria. Sin embargo esta despedida tenía esencia de ser un "hasta luego", ya que el próximo año volverá el curso con un renovado programa para sus estudiantes.