La banda norteamericana Pink Martini brindó anoche uno de los conciertos imprescindibles del calendario estival, en el Auditorio Alfredo Kraus, que puso el broche de oro a la 12ª edición del Festival Arrecife de las Músicas. Con una docena de músicos sobre el escenario entre percusiones, cuerdas, metales y voces, liderados por el piano de su fundador, Thomas Lauderdale, la pequeña orquesta original de Oregon entró y salió por la puerta grande con el público grancanario en el bolsillo.

La velada arrancó con el tema Malagueña. Luego, le sucedieron los intercambios en voces e instrumentos con clásicos como Quizas quizas quizas, Ich dich liebe , ¿Dónde estas Yolanda? y Una noche en Nápoles. El repertorio incluyó canciones de su primer álbum, Sympatique, conocido en España por su hermosa versión de Amado Mío, hasta temas de sus dos últimos trabajos, Get happy (2013) y Dream a little dream (2014). En la confección de este último participaron los bisnietos de Captain y María Von Trapp, que inspiraron la historia de la película Sonrisas y lágrimas. Se trata de dos títulos que, según Lauderdale, irradian toda la energía y vitalidad "que tanta falta hace, mires donde mires, hoy en día", señala el maestro del piano.

Como es habitual en la banda, Pink Martini revolucionó con un repertorio envuelto en distintos estilos y culturas musicales del mapa internacional, que la impresionante voz de Storm Lange entona en múltiples idiomas, desde el inglés, el francés y el alemán hasta el árabe y el ruso. Sin perder sus raíces norteamericanas, Pink Martini podría coronarse como la banda más universal que agita los escenarios, con una miscelánea de sonidos que engloba el jazz, la música clásica, los ritmos latinos, la samba, y la música lounge y afrocubana.

"Definiría a Pink Martini como pop internacional clásico, pero quizás con la particularidad de que las canciones suenan en muchos lenguajes diferentes", reflexiona Lauderdale, entre risas. "No me desagrada la etiqueta de vintage, pero nos gusta más el concepto de la nostalgia, de lo clásico, que nosotros vestimos con melodías e idiomas diferentes", añade. En efecto, Pink Martini es una gran apuesta por los clásicos de aires melancólicos, que la banda atrae a su terreno creativo y reconvierte en una explosión de energía y sonidos nuevos.

Pero además de escenarios y salas de conciertos, Pink Martini también reverbera en la gran pantalla. Desde sus orígenes, la banda rescata y versiona clásicos del séptimo arte, toda vez que sus temas también han sido incorporados al cine, en conocidas películas como Persiguiendo a Betty o Sr. y Sra. Smith y a series televisivas de gran proyección, como Los Soprano o El Ala Oeste de la Casablanca. "Desde el principio, nos hemos sentido cercanos al universo del cine, que es un mundo tan lleno de belleza", expresa Lauderdale, "amamos, sobre todo, los grandes clásicos de Hollywood de los años 40".

Además de su vocación internacional y su sello vintage, en Pink Martini también destaca su compromiso social. Cuando el maestro Lauderdale fundó la banda en 1994, su objetivo era producir bandas sonoras para actos benéficos. Un año más tarde, la cantante China Forbes se unió al proyecto y comenzaron a elaborar las letras. "Nuestros comienzos fueron muy políticos, la música era un espacio de lucha por la conquista de los derechos civiles y el medioambiente, y mantenemos esa línea porque es nuestra forma de entender la música", explica Lauderdale. Ahora, la banda se enriquece con las voces de dos grandes cantantes, China Forbes y Storm Lange, el antes y el después de Pink Martini o, más bien, el presente y el futuro de una banda que nunca defrauda.