El cine canario existe. Tiene personalidad propia y una mirada tan variada como las camisas que ayer lucieron los ocho directores que presentan las últimas propuestas a concurso en el marco del LPA Film Canarias 2015.

Así lo argumentaron los protagonistas. Desde una mirada retrospectiva a la búsqueda interior, pasando por la comedia negra o una historia de brujas. "Se ha democratizado la creatividad. Así que, si tienes una historia buena, ya no hay excusa", proclamó Pablo Fajardo. "Lo importante es que esto no existía hace 20 años", señaló Sergio Morales y confirmó Mercedes Afonso. "Ahora hay más gente y herramientas más baratas. La tecnología digital nos ha dado la posibilidad de experimentar y arriesgar", expone la cineasta palmera.

Bajo estos fundamentos, los creadores presentaron cinco cortometrajes y un largo, a concurso en la propuesta local del festival.

Sergio Morales presenta a las 19.15 horas en el Teatro Guiniguada el largometraje documental Estación Andamana. En esta obra, el grancanario ofrece una retrospectiva sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria durante la década de los años 50 y 60 con el Puerto de la Luz como espina dorsal.

Antes, a las 17.00 horas, se exhiben los cortos. Mercedes Afonso propone con Autobiografía una búsqueda interior que asegura haber implicado un proceso interior tan personal como doloroso. A su vez Elena Quirón y Samuel Martín apuestan por el mito de la bruja canarias en Sin Dios ni Santa María a partir de unas antiguas grabaciones sonoras de pastores y rodada con una tecnología obsoleta.

Por su parte, Pablo Fajardo se adentra en No somos nadie en la crisis en una propuesta entre la comedia y el drama que se inicia en un velatorio. Mientras, Coré Ruiz ofrece en Rivero una crítica sutil pero feroz sobre el papel de los medios de comunicación y el oficio del cómico a partir del trabajo de la actriz Patricia Rivero. David Sainz, creador de Malviviendo presenta un recorrido por las grandezas y miserias de la ciudad de Nueva York en La vie á Brooklyn. Y en Aporia, José Medina, dispone un juego de contradicciones, de manifestaciones y protestas, con la frustrada aventura petrolera como argumento de fondo.