Tras Mamma Mia! e Into the Woods, todo el mundo sabía que Meryl Streep es una buena cantante. Pero, en su última película, la actriz va un paso más allá y se cuelga la guitarra eléctrica para convertirse en toda una rockera. Ricki and The Flash, que se estrena en España este próximo viernes, mete a Streep en la piel de una mujer que deja a su familia para perseguir sus sueños musicales y que, años después, debe hacer un paréntesis en su vida como líder de un grupo de versiones en un bar de California para regresar a casa ante los problemas de su hija. Streep canta, maneja con destreza su guitarra Telecaster y es el gran reclamo de una cinta que cuenta, además, con el aliciente de ver a la tres veces ganadora del Óscar como madre de Mamie Gummer, su propia hija. "Fue muy divertido y estoy muy orgullosa de ella, porque creo que es fantástica", declara Streep. En pantalla, ambas mantienen una relación de amor-odio que depara intensas discusiones y peleas. "No es nada comparado con lo que realmente me ha dicho", asegura entre risas la actriz.