Un evento lleno de sorpresas caracterizó al concierto que Los Sabandeños ofrecieron ayer, en el auditorio Alfredo Kraus, con motivo de su medio siglo de historia. No solo la presencia de Mary Sánchez y la Orquesta Sinfónica de Gran Canaria convirtieron la cita en un concierto extraordinario, sino que la formación que lidera Elfidio Alonso introdujo un buen número de interesantes y curiosas novedades en su repertorio.

El encuentro, que duró una hora y 45 minutos, estaba dividido en dos partes, una primera con la formación tinerfeña sola y una segunda centrada en las adaptaciones sinfónicas. La idea era juntar a músicos que nunca habían cantando con ellos bajo una muy cuidada realización videográfica, y con una intensa iluminación, que acompañó a todas las canciones.

La primera parte comenzó 50 años con Canarias, un popurrí de diferentes temas del grupo dedicados a Canarias con las más significativas polkas y folías. Siguió Saltonas volanderas, un emblemático tema inspirado en el cielo de las Islas que contagió a todos los presentes al igual que Seguidillas del salinero, dedicado a la obra de Víctor Fernández Gopar.

Isa y tanganillo de los cantos canarios se impuso con toda la energía que desprende esa recreación de lo obra de Teobaldo Power. Fue en este punto cuando llegó la primera novedad, el estreno de Maxorata, tema dedicado a Fuerteventura a partir de un poema de Fernando García Ramos escrito exclusivamente para el grupo y al que Benito Cabrera, el director musical de la formación anoche, ha convertido en bella canción.

En ese momento Mary Sánchez saldría al escenario para interpretar, en primer lugar, Mi adiós al refugio que ella misma ha autorizado como bandera de su despedida y donde evoca su infancia. El público la recibió en pie y ella se mostró cercana y nostálgica contando numerosas anécdotas de sus inicios. Luego atacó La alpispa, muy representativa de su relación con Néstor y que grabaron Los Sabandeños hace más de 40 años, la cantante grancanaria se llevaría la gran ovación de la noche, y se emocionaría de manera evidente. Esta primera parte del concierto concluiría con 50 años con América, un popurrí de las canciones más significativas de Los Sabandeños que iban de La muralla a La flor de la canela, pasando por composiciones como Las dos punta o Cuarto de Tula.

Tras la entrada de la orquesta, la segunda parte comenzó con el tema palmero Serinoque, al que siguió otra de las sorpresas, La raza de Las cantata del Mencey loco, un fragmento según la versión orquestal que Los Sabandeños grabaron con la Sinfónica de Tenerife e interpretaron con la de Madrid. Y otra sorpresa, Atlántico, un nuevo estreno de Benito Cabrera que versa sobre el perfil de los canarios como continentales, mestizos y atlánticos que conecta con Latinoamérica y África.

La formación interpretó Voces del meridiano dedicada a El Hierro y Valentina la de Sabinosa. Y dos boleros muy conocidos de Ernesto Lecuona como Aquella tarde y Dos cruces a lo que siguió el homenaje a los inmigrantes, Alama llanera. Tras la despedida, Mary Sánchez volvió al escenario, pero esta vez vestida de canaria con el típico traje de Néstor.

De este modo, y ya en los bises, la artista interpretó con Los Sabandeños y la Orquesta Sinfónica el Pasodoble Islas Canarias y El unicornio de Silvio Rodríguez con el público de pie y cantando con ella. Una noche de sorpresas, a la altura de un 50 cumpleaños