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Mamá, quiero ser timplista

Algo más de 1.500 escolares asisten entre ayer y hoy a las distintas funciones de '¿Qué sabes del timple?', un proyecto didáctico de Germán López que acoge el teatro Pérez Galdós

De 'Los Picapiedra' a 'Smooth Criminal'. JUAN CARLOS CASTRO

"Voy a decirle a mi madre que me apunte en clase de timple". Así de convencidos salieron ayer del Teatro Pérez Galdós Ian Rodríguez y Estelle Male, dos alumnos de cuarto curso del Colegio Poeta Fernando González. A unos pocos metros, dos amigas del CEIP Las Canteras, Dafne e Irene, se preguntaban cómo sonarían las canciones de Ariana Grande, su artista preferido, interpretado por el instrumento vernáculo de las cinco cuerdas. "Seguro que se puede. ¿Por qué no?", proclamaron. Algo había pasado.

La respuesta se halla en el proyecto didáctico ¿Qué sabes del timple? del músico grancanario Germán López bajo la dirección de Eduardo Bazo. Bajo este título sencillo se esconde casi una hora de función en el que se ofrece a los más pequeños una aproximación a instrumento representativo de Canarias, de infinitas posibilidades y que creían reservado al abuelo. Gustó tanto que al finalizar la función y ver al músico entre la platea, los niños sorprendieron al profesor. "Viva el timple", gritaron.

Esta proclama significa que Germán López ha logrado su objetivo: conseguir que las nuevas generaciones se interesen por este instrumento. "El primero objetivo es que los niños disfruten de la música pero si lo hacen con un timple en las manos, pues mucho mejor", explicó ésta. Pero la lección más importante que se impartió ayer tiene que ver con el carácter versátil del instrumento y la infinidad de posibilidades que ofrece.

En esta clase no hubo libros ni pizarra, dictados o divisiones. En su lugar, se impuso la risa y los ojos como platos. La lección empezó con Los Picapiedra y acabó con el Smooth Criminal de Michael Jackson. Por el camino hubo guiños al jazz, al pop, a la música clásica y al folclore: con títulos como Sentado en el cielo, La farola del mar, Polca Majorera, La Graciosera, Nube de hielo. Sobre todo hubo risa a carcajadas. Estas nacían de las gracias de Germán López y su acompañante, Dora la computadora. Ambos ofrecieron un recorrido por la evolución del instrumento desde sus orígenes a las versiones más modernas, con el uso, por ejemplo, de la tecnología digital. Además, López repasó los principales intérpretes y figuras desde el maestro Totoyo Millares, presentado como el artífice de resituar el instrumento al frente de la banda y del que un niño, en una actuación anterior, preguntó a su padre por ese señor japonés que se llama Totoyo y toca el timple. También habló del Domingo Rodríguez el Colorado, de José Antonio Ramos y Benito Cabrera, entre otros nuevos valores vernáculos.

Germán López se apoyó en su propia historia para trasladar su pasión por el instrumento. De esta manera, el timplista cuenta como a los cinco años de edad los Reyes Magos le trajeron una guitarra española. "Me porté bien", apuntó. Pero, como los brazos no llegaban a las cuerdas probó con el timple. Empezó a los siete años en el conservatorio y compaginó esta formación con lecciones con José Antonio Ramos. Además, López no ocultó a los niños el esfuerzo que implica la maestría, la sangre que brotó de sus dedos y los fines de semana que sacrificó entregado a la práctica. Pero también les contó que se hacía con alegría y la satisfacción de la música realizadas le ha llenado por completo.

Este formato teatral pertenece a un ciclo que se estrenó en 2012 con los conciertos didácticos del Auditorio Alfredo Kraus y que ha pasado ya por la Fundación Mapfre y algunos municipios de la Isla. Ayer se ofrecieron dos pases para los alumnos de diez centros escolares. Al primer de ellos (9.45 horas) acudieron niños entre seis y 12 años de edad del César Manrique, el Colegio Iberia, Poeta Fernando González, Las Canteras, Policarpo Báez y La Higuerita. El segundo (11 horas) contó con la presencia de alumnos de San Juan de Telde, Giner de los Ríos, Don Benito y de San Juan de Dios. Hoy se repite el programa con lo que, una vez finalizado, 1.500 niños habrán disfrutado de la lección de Germán López y Dora la Computadora. Además, el sábado se ofrece una función, a partir de las 12 horas, abierta al público para que las familias.

El espectáculo acabó con una recomendación. "Háganse timplistas y serán felices". Con este alegato, los niños corrieron a sus padres. Mamá, quiero ser timplista.

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