Martín Chirino ofreció ayer una lección magistral a los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gran Canaria que, a juzgar por la gran demanda de preguntas, pasaron una velada tan enriquecedora como entretenida. El escultor grancanario, desde la sabiduría y la convicción que le otorga ser uno de los artistas más respetados del país, revivió algunos de los instantes más destacados de su vida y dio los consejos oportunos para el futuro de forma cercana y agradable.

"La creación es vocacional y sólo triunfa aquello que se hace con pasión", señaló en un momento dado. "Sin pasión no hay vida", afirmó a continuación. Para Chirino "el arte se hace desde donde se hace, digan lo que digan, a pesar de las nuevas experiencias, de la alta tecnología, de todo lo que hoy ha evolucionado el mundo", porque, aun con todo ello, "el arte sigue recóndito, sigue metido en la esencia del hombre". El artista, desde sus noventa años de edad, mantuvo una charla cordial sin el más mínimo atisbo de pedantería. Todo lo contrario, Chirino bromeaba sobre los fallos del micro e incluso hablaba con sus interlocutores de tú a tú. "En este momento siento una gran emoción", dijo, "porque para mí resulta extraordinario poder establecer un diálogo con alumnos que se interesan por la cultura, por su cultura, por el desarrollo y por todo lo que significan las humanidades".

A todos ellos quiso animarles a luchar por sus sueños sin temer a los obstáculos y restándoles importancia, desde la convicción de que es preciso desmitificarlos, porque "desmitificar es algo muy importante, algo que todos debemos hacer". Para el artista, "superar los elementos que se interponían en mis proyectos como barreras fue precisamente una de las tareas fundamentales de mi labor creadora en las épocas en que, a mediados del siglo pasado, comenzaba a dedicarme al arte junto al pintor Manolo Millares, mi compañero de aventuras", dijo. "A nosotros todo nos parecía inalcanzable, pero no es verdad, en este mundo todo es posible", aunque reconoció que ellos siempre tuvieron el soporte intelectual de los surrealistas.

"La persona capaz de construir un discurso correcto sobre lo que hace ya tienen medio camino recorrido", dijo. El artista confesó que su vocación surgió tras conocer el hierro y apreciarlo cuando visitaba de niño a su padre en un astillero donde trabajaba y descubrir las espirales talladas en rocas por los desaparecidos aborígenes de Canarias en diferentes yacimientos arqueológicos. Un arte en el que apostó partiendo de lo canario hacia lo universal. Chirino destacó la exposición en el Moma de Nueva York. "Tuvimos un éxito increíble", recordó. "Y a partir de ahí todos pasamos a formar parte de las grandes colecciones", añadió.