La reflexión del pintor Manolo Millares sobre el sufrimiento humano vuelve en una exposición que reúne una colección de sus arpilleras y su libro "Memoria de una excavación urbana" (1971), un inquietante texto hoy perdido y reeditado por la madrileña galería Guillermo de Osma y su viuda, Elvireta Escobio.

"Es Millares en estado puro", ha manifestado Alfonso de la Torre, autor del prólogo y de la catalogación a Efe. "Es su último libro, 47 apuntes, una numerología muy inquietante, porque Millares muere con 46 años, a punto de cumplir 47". Una obra un poco paroxística, por eso dice De la Torre que es Millares en estado puro, que habla, dentro de una cierta literatura del absurdo, de un deseo de buscar más allá de la realidad, de excavar y traspasar el ras de la visión y buscar el otro lado.

Los apuntes de Millares, con un ritmo a veces inconexo, son los de un hombre que hace una excavación en su propio cuarto y sube y baja del agujero hasta llegar a un punto que parece encontrar que es un cierto refugio.

Uno de los principales cuadros que se exhiben en la exposición que se inaugura mañana es precisamente el también titulado "Memoria de una excavación" fechado en 1970, un año antes que el libro y al que siguieron en 1971 otros cuadros con la palabra "excavación" en el titulo, que "en su pintura había sido constante, si pensamos en ese afán de agujerear los planos pictóricos".

Las arpilleras de Manolo Millares (Las Palmas de Gran Canaria 1926 -Madrid 1972), agujereadas, rotas, cosidas, recosidas, son el centro de su obra y su mayor aportación a la renovación del lenguaje artístico, muy cotizadas en el mercado del arte internacional y escasas dado lo prematuro de su muerte. Son doce las arpilleras que ha reunido la galería Guillermo de Osma para esta exposición, en la que ha intentado ofrecer un "corpus representativo", aunque no todas están a la venta, ha informado a Efe José Ignacio Abeijón, coordinador de la muestra.

Una reflexión sobre la vida y la muerte, para la que Millares eligió la arpillera por las envolturas de las momias que vio en sus numerosas visitas de joven al Museo Canario de su ciudad natal. "Las envolturas de las momias, que eran de tela de saco, me atraían -escribió- en el Museo Canario descubrí lo que el hombre es y sobre todo algo importante: la finitud del hombre".

"De ahí parten mis arpilleras. Es algo que, naturalmente, pertenece al pasado, pero me permitía entrar en el presente y adquirir conciencia de ello", anotó también. "Cuando Millares escribe eso de la destrucción y el amor corren parejos, descoyuntados, vemos, con las cosas que están pasando, que su voz es de hoy. Millares no habla de arpilleras, de torsiones, de muñones. Está hablando del sufrimiento del ser humano. Por eso atrae tanto a los artistas y a los jóvenes", explica De la Torre, autor también del Catálogo Razonado del artista.

La primera obra de esta exposición, "Cuadro 18", es de 1957, año en el que por primera vez Millares titula sus obras con el nombre "Arpilleras" y presenta diez de ellas en la Bienal de Sao Paulo. La última es Antropofauna-La Paloma, de 1971, el año anterior a su muerte, una obra que formó parte de la retrospectiva que le dedicó en 1992 el Museo Reina Sofía y ha sido cedida también para esta muestra por su viuda Elvireta Escobio.

Millares se instaló en Madrid en 1955 y fue uno de los fundadores del grupo El Paso, junto con Martín Chirino- con quien viajó a la península desde Canarias-, Canogar, Saura y los artistas de la generación de la vanguardia abstracta con los que se une a la corriente informalista y trabaja la arpillera.

El libro está fechado en enero de 1971, un año antes de su muerte en el verano de 1972, a punto de cumplir 47 años, a consecuencia de un tumor cerebral. En 1973 fue publicado por Gustavo Gili y era inencontrable. En 1998 se hizo una versión de bolsillo en la colección Condición insular de una pequeña editorial, y ahora por primera vez se publica en edición bilingüe en castellano e inglés junto con la reproducción de las obras reunidas para esta exposición.