"Soñó ser un ángel que volaba durante toda la noche, y fue tan real que llegó a amanecer con agujetas en las alas". Esta pequeñísima historia, que Dani Rovira publicó en su cuenta de Twitter y que otra malagueña ilustró sin que él lo supiera, ha acabado dando título a su primer libro de microrrelatos.

"Es un concepto muy bonito. Tener agujetas en las alas sólo le pasa a las personas soñadoras, que no tienen límite. Sé que es utópico, un grito metafórico contra la mochila que todos llevamos a cuestas, pero creo que todo el mundo tiene alas con las que poder volar, y si tienes agujetas es porque te has pasado la noche volando".

Así de poético se explica, en una entrevista con Efe, el actor revelación de 2014 por culpa de "8 apellidos vascos", la película española más taquillera de la historia, y monologuista de prestigio, sobre cómo han llegado al papel sus pequeñas historias íntimas, "Agujetas en las alas" (Verso&Cuento, Aguilar), deliciosamente ilustradas por Mónica de la Riva.

Se trata de una selección de 88 "microcuentos, greguerías, tuits, ocurrencias, aforismos, pensamientos, haikus libres, porque no entran en la métrica -se ríe Rovira- para contar las historias de siempre, pero con otro prisma. Quiero contar el cuento de Caperucita desde el punto de vista del lobo", apunta.

Cuenta que estas líneas, que él iba subiendo a su cuenta de Twitter, sirvieron de inspiración a la estudiante @monicadelariva para su trabajo de fin de carrera en la escuela San Telmo de Málaga.

"Me pidió que le dejara usar tres o cuatro cuentitos para ilustrarlos; me pareció genial (...), pero en la escuela le dijeron que para que el proyecto fuera válido tenía que publicarse. A una semana de la fecha de entrega decidió no hacerlo, porque los relatos no eran suyos, y me pareció tan honesto que le propuse hacerlo juntos".

Y ahora sabe que "sin los dibujos de Mónica, el libro sería algo sin sentido".

Añade que "Agujetas en las alas" es también su interpretación: "Lo más chulo es que ella le da aún otra mirada; no se limita a ilustrar, da su punto de vista. Es bastante peculiar", considera.

"Pero ni Mónica ni yo vamos a poder decir lo que tiene que llegar al lector. A mi no me gustaría ir al Museo del Prado y que viniera Sorolla a calentarme la oreja con un 'aquí quise decir...', no, no -bromea muy en serio el cómico-. Para mí es importante la libertad y que cada uno disfrute como quiera del libro, del cuadro, de la canción o el poema".

Reconoce que uno de los problemas de la fama, para alguien como él, cómico, actor y escritor que necesita inspiración de la calle, es "no poder observar sin ser observado. Mira -comenta con Efe-, hace poco estuve en Buenos Aires y fue maravilloso, poder sentarte en una terraza y poner la oreja en una conversación, observar a alguien sin que se percate de tu presencia".

"Eres como una especie de lince (...) Ese punto de esconderme continuamente repercute en mi, claro, me siento como si Espinete entrase en un bar".

Aún así, Rovira confiesa que "uno se termina acostumbrando; cada día aprendes a seguir siendo tú cuando el mundo ha cambiado respecto a ti. Es una lucha constante por seguir manteniendo la esencia de uno mismo".

Y asegura que no se ha vuelto "más tonto de lo que era antes".

"Sé que habrá gente que piense que me he vuelto un tiquismiquis, que ahora no me quiero hacer fotos por la calle o grabarle un vídeo para su prima, pero esto no son más que herramientas y límites" para (...) mantener los pies muy en la tierra cuando todos te repiten lo guay que eres".

En ese aspecto, para Dani es un alivio que su novia, la actriz Clara Lago, le comprenda perfectamente: "Es importante poder compartir eso con ella", dice.

Rovira, a punto de estrenar "Ocho apellidos catalanes", asegura que no siente por ello "ni vértigo ni miedo", porque, dice, "el miedo hay que gastarlo cuando merezca la pena, cuando te falle la salud o a tu hermano le pille un coche".

"Tanto si es un supermegaexitazo como si fracasa, lo bonito de todo esto es que uno ha puesto el corazón y lo mejor que tiene. Y más de lo que nos ha pasado con la primera ya nos va a pasar", resume.

Y termina la entrevista enviando un saludo a su madre, Juanita, a su padre, Andrés, y a su abuela María, "Mariquita la forastera". Genio y figura.