La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria bajo la dirección de Santiago Serrate, se ha unido a la causa del profesor Anacrusa y su joven y torpe ayudante Yeray, para evitar que el "virus del silencio" contamine a Melody, la máquina que genera la música de los videojuegos, y los convierta en un "chasque máximo", como bien dice Yeray.

Este es el argumento de Dale al Play, el espectáculo que ayer inauguró la temporada de Conciertos en Familia de la OFGC, en los que colabora la Fundación DISA, en la Sala Gabriel Rodó. En el mismo, la Filarmónica hace un recorrido por las canciones de conocidos videojuegos, con la participación del Coro Juvenil de la OFGC que dirige Marcela Garrón, para conectar a niños y jóvenes con la música orquestal.

Junto a ellos, Luifer Rodríguez, director de escena, guión y narración, que interpreta al profesor Anacrusa; y el actor Víctor Formoso en el papel del ayudante Yeray. Ambos, en su laboratorio especial, conviven en el escenario con la Orquesta y logran atrapar la atención de un público entregado a la causa de encontrar el antivirus que repare a Melody, eje central de la historia ideada por Dafne Ríos, autora también del guión musical de Dale al Play.

"Este proyecto surge para acercar a los jóvenes a la música orquestal, a través de los videojuegos un campo en el que se desenvuelven muy bien. Así le damos la oportunidad de asistir a este tipo de conciertos y además despertamos su interés por la música, porque muchas veces están jugando y no le prestan mucha atención a lo que suena, y aquí están directamente atentos y pendientes de la música", indicó Ríos , quien hizo la selección de los videojuegos elegidos para el concierto a partir de los más conocidos para el público en general, "porque son los que más suenan a los chicos y de esa manera conecten más con el espectáculo".

Así, por primera vez en las islas, se escuchó en formato sinfónico, las melodías más representativas de videojuegos, tanto actuales como con más de 20 años en el mercado. Es el caso de Mass Effect 2, con el que la Filarmónica y el Coro abrieron la función; Uncharted , una actuación que generó la energía necesaria para cargar la batería de Melody; Battlefield 2, energía musical para abrir el puerto de comunicación externo de la máquina; y Angry Birds, la fuerza que acompañó a Yeray y cuatro niños seleccionados entre el público de diferentes edades para localizar muestras del virus del silencio, necesarias para crear el antivirus. Y todo ello a través de un juego creado para el espectáculo por Playmedusa, empresa tecnológica encargada de la producción y desarrollo de los videojuegos y de la aplicación del guión.

Tras lograr las muestras del virus, llegó la melodía de Final Fantasy para recargar el sistema de Melody, misión que se completó con éxito aunque no pudo evitar que el virus dejara sin voz a la máquina Melody.

Para solventar este traspié, se recurrió de nuevo al Coro de la OFGC, y junto a la Orquesta acometieron la misión de descifrar la clave del virus al ritmo del World of Warcraft. El siguiente paso fue generar la clave de Sol para completar el antivirus, a través del Tetris, misión encomendada al "jedi" Jeray.

La melodía de Final Fantasy VIII, acompañó a otros cuatro niños del público en el videojuego programado para crear el virus; y la de Call of Duty, para reiniciar el sistema. "Energía sonora, modo orquesta y dale al play". Así concluye con éxito la misión y la instalación de una Melody 2.0 ante la alegre algarabía de los más pequeños.

El concierto, que duplicó funciones, a las 11.00 y a las 12.30 horas, para atender la alta demanda de entradas, no defraudó al público. Grandes y pequeños salieron encantados de la sala tras el Game Over. Para Leo de siete años y su hermana Marina de cuatro, empeñada en dirigir a los músicos desde su butaca, lo mejor del "juego" fueron la Orquesta, el Coro, y el simpático ayudante Yeray. Ambos prometen regresar al mágico mundo de la Sala Gabriel Rodó y sus Conciertos en Familia.