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Reyes Monforte: "Lo bueno es que la política ha vuelto a las casas de los españoles"

"La clase política, a la que yo responsabilizo de todo esto que pasa, está bastante exaltada", asevera la escritora madrileña

Reyes Monforte. LP / DLP

La escritora Valentina Chemberdji y el nieto de Lina Codina la acusan de plagio y afirman que jamás se ha dirigido a la fundación que custodia los documentos.

No hay ningún plagio en mi libro sobre Prokofiev y Lina Codina. Es mentira. Ni hay interpuesta ninguna demanda en los tribunales. Mi abogado, Marcos García-Montes, ha remitido un comunicado negándolo rotundamente. No soy la primera escritora a la que le pasa algo así. Sigo con normalidad la promoción de mi novela, en Polonia van a editar el libro, que, por cierto, ha alcanzado hace unas semanas la tercera edición. Cuento la historia de amor como yo creo que fue.

Lina Codina se enamoró de Prokofiev y la historia no tuvo el final feliz que se espera en una novela romántica.

Se enamoró perdidamente del hombre y del genio. La llamaba la princesa Linette y mi avecilla. La novela transcurre en los grandes escenarios del siglo XX, desde el Nueva York de los rascacielos hasta el París de las vanguardias y el glamour, donde la pareja formaba parte del círculo más exclusivo de intelectuales y artistas, Coco Chanel, Hemingway, Picasso, Matisse, Ravel o Diáguilev.

Y todo se torció cuando el músico decidió regresar a la Unión Soviética.

Prokofiev decidió regresar a la Unión Soviética para consagrar el éxito cosechado en el resto del mundo. Allí, tras los dramáticos tiempos de la II Guerra Mundial, Lina fue acusada de espía extranjera bajo el terror estalinista, encerrada y torturada en la siniestra Lubianka y condenada a trabajos forzados en el gulag. Solo su fortaleza, su pasión por la vida y el amor indestructible que sentía por su marido le permitieron sobrevivir.

Así que, después de todo, el amor que sintió Lina Codina le permitió sobrevivir en el gulag.

Exacto. Su figura me fascinó desde que me tropecé con ella, por casualidad. Había quedado a comer con unos amigos en la calle Bárbara de Braganza. Salí del restaurante a hacer una llamada y en una casa vi una placa que recordaba que allí había nacido Lina Prokofiev, nacida Catalina Codina, hija de Juan Codina y Llubera, un tenor barcelonés, y de Olga Nemiskaia, una aristócrata de Varsovia y también cantante de ópera. Codina, que murió en Londres en el año 1989, se casó con el compositor y éste, persuadido por Stalin, la abandonó.

¿Ahora va por la vida fijándose en todas las placas?

Más o menos. Nunca se sabe lo que puede aparecer. El otro día mismo descubrí que cerca de donde yo vivo hay una placa en una casa en la que vivió Luis Buñuel.

Con Un burka por amor

Soy una periodista que escribe libros. Precisamente lo que más disfruto es el proceso de documentación. Mi primera novela, Un burka por amor, se convirtió en una serie de televisión y mi segundo libro, Amor cruel, también se convirtió en best seller. No me puedo quejar.

Será una apasionada de la música de Prokofiev...

No especialmente. ¿Quién no conoce Pedro y el lobo o Romeo y Julieta? Pero lo que me fascinó fue la historia que hubo entre Lina y él. Existe otro libro sobre el mismo tema, Lina and Serge: the love and wars of Lina Prokofiev, de Simon Morrison, e innumerables fuentes bibliográficas consultadas que hacen referencia a los personajes de la obra, dada su condición reconocida de personas con relevancia histórica. La vida de Lina estuvo llena de cosas muy buenas, otras no tanto, como la de todos. Nos pasan cosas buenas, malas o muy malas.

Usted también lo sabe bien, sin ir más lejos perdió a su marido, el actor Pepe Sancho, fallecido en 2013.

Pepe Sancho fue lo mejor que me ha pasado en la vida. No me gusta hablar demasiado de ello. Tuve el inmenso privilegio de compartir mi vida con él.

Pepe Sancho se caracterizaba por ser un hombre que hablaba claro.

Él viviría ahora apasionadamente. Le interesaba todo.

Escribe novela histórica y también historias desgarradoras, con mujeres como protagonistas. ¿Le inspira el momento que vivimos?

Me gustan las historias reales, con fuerza, protagonistas que tienen una vida que puede sorprender y que a través de la literatura podemos recrear. La época que vivimos ahora la veremos mejor con perspectiva.

¿También se verán distintos con el tiempo fenómenos como el procés

Deberíamos desdramatizar un poco. No pasa nada. La historia de la humanidad está escrita a partir de cambios. Tenemos que relajarnos un poco.

Ya, pero no negará que existe cierta tensión difícil de re- bajar.

Lo bueno es que la política ha vuelto a las casas en España. En cualquier cena siempre hay uno que se da por aludido con un comentario. Tendríamos que llevarlo con más naturalidad.

¿Y los políticos?

La clase política, a la que yo responsabilizo de todo esto que pasa, está bastante exaltada.

¿Qué es lo realmente importante?

Para mí, amar y ser amado. Lo demás viene después. A veces te das cuenta de que has perdido mucha energía y salud en cosas que no son tan relevantes.

¿Diría usted que la radio es uno de sus amores?

El futuro de la radio lo veo como el del teatro o los libros en papel. Todo va a compartir escenarios.

Con moderación, en su justa medida.

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