Para la artista Glenda León (La Habana, 1976), la muestra que exhibe en San Antonio Abad, bajo el título Cada Respiro, es "una exposición para experimentar y habitar". "Lo que creo es un ambiente en el que sumergirse", afirma la artista, quien es, en palabras de Christian Domínguez, comisario de la exposición, "una de las mejores sensibilidades dentro de la producción artística contemporánea e inteligente en Cuba". Cada Respiro se estrenó hace un año en Matadero Madrid como "una instalación de dimensiones gigantescas", que reúne cuatro obras de videocreación destacadas en la producción de la artista. En el caso de la sala grancanaria, los vídeos Intermitencia (2000), Líbido (2001) y El Enemigo (2007) se disponen en la planta baja, con la única iluminación de sus imágenes. "Son vídeos en VHS, por lo que presentan una textura muy diferente a la que estamos acostumbrados hoy en día", señala la artista.

Por su parte, la planta superior aloja la gran videoinstalación Cada respiro, con un despliegue de cinco grandes pantallas con imágenes del mar, el fuego, la tierra y el cielo, acompasadas con el sonido de una respiración pausada. La comunión entre las imágenes y los sonidos crean una atmósfera de intimidad y armonía que, en palabras de la artista, persigue "la sensibilización y la interacción".

A partir de un hecho tan sencillo como la respiración, la artista busca "provocar" y "despertar una conciencia sobre el mundo que nos rodea". "Siempre creo distintas teorías y una de ellas es que andamos medio ciegos y medio sordos por el mundo", concluye. "Deberíamos sensibilizarnos y reconocer que tenemos los sentidos algo aturdidos".