La doble exposición Mujeres del Congo en Casa África rinde homenaje "a una lucha digna por sobrevivir y salir adelante", indica la fotógrafa Concha Casajús. "Pero, mientras Isabel retrata esos caminos de recuperación de la dignidad, yo retrato a la mujer en su soledad, en su hogar, en su entorno".

El proyecto de Isabel Muñoz, una de las fotógrafas españolas más prestigiosas y laureadas, se titula Mujeres del Congo. El camino de la esperanza, con patrocinio de Epson, y exhibe 30 retratos en blanco y negro de gran tamaño de mujeres, niños y niñas, donde cada rostro encierra una historia de lucha y superación. La muestra se exhibe por primera vez en España después de inaugurarse en Kinshasa el 12 de junio de 2015 en la sede del Instituto Francés, con el apoyo de la Embajada española. "Todas estas mujeres luchan por esa esperanza", indica Muñoz. "Las admiro mucho y he aprendido mucho de ellas porque, cuando las han dejado sin nada, después de vivir las cosas más terribles que puedan imaginarse, sacan fuerzas y luchan desde la esperanza y desde la generosidad hacia los demás".

El recorrido de su muestra comienza con los retratos de mujeres activistas de Bukavu, en el Congo, que han sobrevivido a la violencia sexual y han logrado salir adelante. Una parte de esta muestra está dedicada a mujeres que se benefician del programa de los microcréditos, que les brindan la posibilidad de acceder a una pequeña economía para alimentarse, financiar los estudios de sus hijos e, incluso, llevar a cabo proyectos emprendedores.

Uno de los apartados más escalofriantes está dedicado a las niñas de Kavumu, que son pequeñas de entre cero y 10 años que son secuestradas por la noche en sus casas, para ser violadas y abandonadas en descampados. Y por último, Muñoz también retrata el fenómeno de los "niños brujos", que son niños rechazados por sus padres y acusados de brujería, que quedan abandonados en la calle y expuestos a todos los peligros.

Muñoz denuncia que en la RDC "la igualdad hombre-mujer sólo existe en las oficinas, no existen leyes que la acompañen ni que obliguen a su cumplimiento". Su exposición incluye, además, un vídeo con testimonios directos y muy duros de algunas víctimas, traducidos por Caddy Adzuba.

Por otra parte, la fotógrafa madrileña Concha Casajús exhibe Mujeres del Congo. Mujeres que rompieron el silencio, que reúne 20 fotografías en "un color descolorido", basadas en entrevistas a mujeres "que se atrevieron a romper el silencio sobre su terrible experiencia para poder superarla". "Admiro la fuerza porque realmente son capaces de hablarlo, y por eso he querido representar el valor que tiene que rompan el silencio y vuelvan a empezar, porque su fuerza es modélica y debe ser narrada", explica. Este apartado retrata a las mujeres "en la soledad de su entorno cotidiano", después de haber sido arrasado y destruido por los militares.

También arroja luz sobre el terrible rito chamánico denominado "hematomancia", que consiste en beber la sangre de niños entre cero y 10 años cuando han sido agredidos sexualmente. "Sé que es un horror tras otro, pero esto hay que saberlo, porque es un rito muy extendido en su cultura, y llega hasta Asia", denuncia Casajús. También cuenta que muchas mujeres deben afrontar, además de su propia violación, la de sus hijas. "Cuando se trata de sus niñitas, se rompen del todo, lloran sin consuelo, y gritan pidiendo ayuda".