El escritor y realizador cinematográfico Gustavo Socorro buceó durante años en la vida y la obra de Gelu Barbu. El resultado fue Arte en el exilio, un documental sobre el bailarín y coreógrafo que presentó en 2012, en el marco del 13º Festival de Cine de Las Palmas. El documental propone una mirada retrospectiva que abarca no solo su trayectoria en Canarias, sino sus años como profesional y estrella del ballet europeo.

El proyecto de Socorro iba más allá de lo estrictamente profesional. Conoció a Barbu Desde los 14 años, cuando su hermana entró a formar parte de su compañía.

El realizador destaca su aportación como intruductor de la danza académica en Canarias y además su independencia creativa. "Era una auténtico vaguardista". Barbu tuvo como profesor en Leningrado a todo un referente como Alexander Pushkin y destacó en el Ballet de Bucarest, "pero en Canarias desarrolla su vertiente varguardista y lo hace introduciendo al mismo tiempo elementos canarios y, también, obras musicales de autores canarios". En este sentido Socorro destaca a Falcón Sanabria".

Socorro destaca también su trayectoria vital, con decisiones arriesgadas y valientes: "Luchó contra muchas cosas. Fue la segunda figura, tras Nureyev, que abandonó Europa del Este huyendo del régimen. Aunque, él aseguró muchas veces que nunca se sintió un refugiado, por lo menos en Canarias. Aún así costó mucho darle la nacionalidad española. Abrirse paso en Occidente tampoco fue fácil para él".

Socorro recuerda este flechazo con Canarias y lo bien que el bailarín se calimató a las Islas, en todos los sentidos. "Se enamoró de Canarias por el clima pero sobre todo por su gente y el apoyo cultural, ya que desde muy pronto empieza a formar parte de los círculos culturales de Las Palmas. Había un vien- to favorable en aquel momen- to en el que él encontró un arropo muy importante", explica el cineasta.

Gelu supo ganarse la confianza y el respeto de aquellos que trabajaron con él, dentro y fuera del Archipiélago. Su implicación en el trabajo y su compromiso con los proyectos en los que tomó parte dejaron huella en quienes los compartieron con él. Socorro afirma que "era una persona respetada y querida. Jaime Azpilicueta, colabora con él en Jesucristo Superstar, un punto de inflexión, o Víctor Ullate. Pero sobre todo era una persona amada por sus alumnos. Por su escuela pasamos miles de alumnos y todos le queríamos. De ahí que su muerte marque un punto de inflexión, parecido a lo que supuso la muerte de Lorenzo Godoy en 1984".

El cineasta propone una imagen para la memoria del r¡umano: "Me gustaría que se le recuerde difundiendo su legado y su obra, descubriendo a la juventud la maravilla del ballet clásico. Que se perpetuara. Eso es lo que más le gustaría. Siempre dijo que Canarias es una cantera inagotable. Lo que pasa es que están los limites y barreras de la insularidad. Por eso yo estoy de acuerdo con él, que decía que es prioritario crear un conservatorio de danza en Las Palmas, de calidad y publico. Es fundamental. Eso sería lo mejor para recordarle".