María Zambrano elaboró un mundo filosófico coherente y lúcido en el entresijo de los distintos ensayos filosóficos que redactó a lo largo de su vida; pero también dejó pruebas de él en su modo de actuar, de manifestarse ante los problemas que tuvo que afrontar, de expresarse como ser humano.
Intentando simplificar concretando, podríamos afirmar que el principio sustancial del pensamiento de Zambrano reside en lo ella llamó, la razón poética, una razón inserta en la vida en cuanto viene a significar un modo de concebir el mundo, un modo de contemplar la realidad, y un modo de vivirla.
Filosofía y poesía tiene como fondo común una actitud de admiración ante las cosas y el despertar profundo de un deseo de descubrirlas del todo, de aprehenderlas más allá de lo superficial. A partir de ahí la filosofía aspira al saber como abstracción, mientras la poesía queda atada a las apariencias para, mirándolas profundamente, ir descubriendo una segunda dimensión; que ya sabíamos, que teníamos dentro, pero que el ruido, la ofuscación o la confusión nos ocultaba. Ese llegar al fondo de nosotros mismos requiere un camino no siempre fácil de introspección íntima; un camino que requiere concentración, silencio, soledad?; un camino que es enriquecedor y a la postre luminoso: cuanto llegamos a ver la luz espléndida, como en el claro de un bosque.
Requiere pues este camino un aprendizaje. Aprender a mirar. Desaparecer en el bosque. Soledad; "sólo en la soledad se siente ser de verdad". Cuando hallemos el claro luminoso habremos encontrado la verdadera realidad de las cosas; y un modo de verlas, un modo de vivirlas y también un modo de recrearlas.
María Zambrano se refirió con frecuencia a un método; pero no desarrolló (ni esbozó siquiera por escrito) ningún método para abordar la creación literaria; aunque sus páginas están llenas de sugerencias y pistas sobre cómo abordaba ella el trato a la palabra. Ha sido la atenta y emocionada lectura de estas claves dispersas entre sus libros lo que ha llevado al escritor Francisco Ramírez Viu, ?nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en nuestra propia ciudad- a esbozar un método, más bien un modo, de enfocar la creación literaria. Y un método útil para enseñarlo a otros. Francisco Ramírez Viu dirige desde 2007 ciudArte (www.ciudarte.es), una iniciativa docente inspirada en la filosofía de María Zambrano, donde adultos y niños aprenden a escribir desde la contemplación.
Nos ha enseñado Ramírez Viu que, para aprender a escribir, antes hay que aprender a mirar; a mirar humildemente, a dialogar con la realidad de una forma honda y respetuosa. Cuando comenzamos a contemplar así advertimos mejor lo que significa el equilibrio de un texto: su ritmo, su tono, el tiempo narrativo, los tiempos verbales, la metáfora? Pero también el equilibrio que se despierta dentro de cada persona y desde el cual es posible acercarse a la palabra, como decía María Zambrano: "desde el centro de nuestro ser en recogimiento". Para Ramírez Viu es indispensable para poder escribir conseguir sostener y prolongar la mirada; acallar el ruido que llevamos dentro; que no es más que ruido mental, lleno de tópicos y lugares comunes.
El taller de Ramírez Viu parte de la convicción de que escribir no es simplemente un oficio o una ocupación, sino sencillamente un modo de vivir. Por eso pretende mostrar algunas claves a aquellos jóvenes con inclinaciones literarias que comienzan a internarse por la senda de la literatura. No se trata de enseñar a escribir bien -eso no se puede enseñar-, sino de ayudar a crear y reflexionar sobre lo creado de mano de escritores maduros y de contrastada experiencia. El método empleado por Ramírez Viu en sus talleres, derivado del propio pensar de María Zambrano, está demostrando día a día su utilidad; y no solo para adultos, sino también para niños.
