Dulce Pontes llevó anoche al auditorio Alfredo Kraus un repertorio de músicas del mundo en el que ofreció algunos clásicos de su discografía e incluyó algunos temas de su próximo trabajo Peregrinaje.

El concierto tenía, además, el aliciente de que la cantante actuaba con Kepa Junkera en un acercamiento de dos sensibilidades musicales aparentemente lejanas, pero hábilmente modernizada por la voz de la portuguesa y la tradición euskera de la trikitixa. Una colaboración que ya tuvo un precedente durante 2007. El músico vasco hizo un homenaje a José Antonio Ramos interpretando unos fandangos y, junto a la cantante, atacó la canción popular vasca Maitia nun zira. Por su parte, Dulce Pontes se centró en realizar una mezcla géneros de toda la península.

Empezó sola al piano y vestida como una reina medieval. Y concluyó cantando a capella. Entremedias tuvo tiempo para incluir títulos como Una guitarra de Serrat; Vamos Nina de Astor Piazziolla y Horacio Ferrer, Alfonsina y el mar de Ariel Ramírez y Félix Luna, o La bohemia de Charles Aznavour y Jacques Plante.

La cantante pudo repasara los temas del folclore tanto español como portugués, aliñadas siempre con influencias de otros países y culturas, algunos con arreglos modernos y otro más ortodoxos.