El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, recientemente fallecido, habría elegido España para exiliarse llegado el caso, según ironizaba en 2009 al ser preguntado por la prensa sobre cómo era posible que Silvio Berlusconi se mantuviera en el poder.

No en vano, el autor de El nombre de la rosa mantuvo una relación intensa y variada con España, tanto intelectual como de gusto personal. En 2010 aseguró que había una visión "muy optimista" del país en Italia. El filósofo y escritor Fernando Savater recordó ayer la gran cultura de Eco, pues iba a escuchar, hace muchos años, los cuplés de Olga Ramos en Madrid y se sabía las letras "de memoria". De hecho, fue en la capital española, en 2009, donde se le concedió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. Hace menos de un año, nada más publicarse su última novela Número cero, reiteraba que España le gustaba "mucho" y que Barcelona estaba entre las pocas ciudades donde le gustaría vivir.

En Oviedo recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2000. Desde 1998, Eco era miembro de la Fundación de la Academia Europea de Yuste, con sede en el histórico monasterio cacereño donde se retiró y murió Carlos V. Eco señaló el modelo de hombre político de Carlos V como "auspicio" de una institución con vocación transfronteriza y destacó el espíritu de Salvador de Madariaga por su idea de una Europa común.

Cuando fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Burgos (2013), Eco resaltó los vínculos de la historia y la cultura medievales de España con su obra más universal, El nombre de la rosa. De hecho, afirmó ser un "estudioso entusiasta" de la Castilla del Medievo.

Igual distinción había recibido de la Universidad de CastillaLa Mancha en 1997. Aseguró entonces que los muros del castillo de Calatrava (Aldea del Rey, Ciudad Real), donde fue investido, le recordaban los de la abadía de la novela. En su discurso, habló de la fantasía y comparó las bibliotecas del escritor argentino Jorge Luis Borges y de Don Quijote.

Entre otras distinciones recibidas en España, ganó en 2008 el Premio Reino de Redonda de la editorial del mismo nombre, del escritor Javier Marías, y pronunció conferencias y participó en congresos culturales como el Hay Festival Alhambra de 2010.