La velada más gamberra dedicada al cine fantástico, terrorífico y extremo arranca esta noche, a las 23.00 horas, en los cines Monopol con un selecto cóctel de películas que regresa "a lo más clásico del género". Así lo manifestó Jesús Palacios, programador de La noche más freak, una de las secciones más aclamadas del Festival de Cine y que forma parte de sus contenidos desde su primera edición.

La nueva entrega de La noche más freak propone un maratón de títulos compuesto de tres largometrajes y otros tres cortos, dirigido a los más entusiastas del género. Se trata de una selección "que regresa al horror clásico, pero lleno de matices y sutilezas". Los tres largometrajes seleccionados para esta edición son producciones estadounidenses: The Invitation, de Karyn Kusama, una apuesta filosófica que fue galardonada en la pasada edición de Sitges; We are Still Here, de Ted Geoghegan, un retorno al relato clásico con un arranque sangriento; y la sangrienta e irreverente Turbo Kid, de François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell, una coproducción entre EE UU Canadá y Nueva Zelanda, ambientada en un mundo devastado por la lluvia ácida.

Entre la selección de cortometrajes se encuentra la película española Amor de mono, de Paulo Mosca y Abel Sánchez, un título que destaca por su humor iconoclasta; el trabajo australiano The Witching Hour, de Carl Firth, con sutiles toques de elegancia gótica; y la estadounidense Night of The Slasher, de Shant Hamassian, un one shot film que es un guiño cinéfilo a los fans de la Noche más freak.

Sobre esta selección, Palacios afirma que "debe, por necesidad, disgustar a unos, fascinar a otros, pero siempre desafiar, excitar, sorprender, desconcertar y sobrecoger". Para ello, se compone de "extremos más aparentemente alejados entre sí, que inevitablemente se tocan y hacen uno: del gore más descacharrante, la psicotronía galopante de Serie B y Z y el puro género pop, al cine de autor y los desvaríos artísticos, formales y experimentales más arriesgados".

A esto, añade el programador que "cuando buena parte del cine del siglo XXI se propone como un refresco de cola sin cafeína, sin azúcar y sin burbujas -no digamos ya sin coca- o como un insultante combinado sin alcohol, nosotros, con la sabiduría de años de mezclas, experimentos y artes combinatorias, te ofrecemos un cóctel que quizá te queme el paladar, te abrase la garganta o se te suba demasiado a la cabeza, pero cuyo sabor no podrás olvidar nunca".