El escritor Félix de Azúa, nuevo miembro de la Real Academia Española, ha procurado a lo largo de su vida decir siempre lo que piensa, y esa actitud le ha granjeado "muchos enemigos", sobre todo en Cataluña donde "la educación está en manos de talibanes".

"La educación en Cataluña consiste en enseñar odio a España y a lo español", asegura este novelista, poeta y ensayista en una entrevista con Efe en la que habla del discurso "ameno y breve" que leerá esta tarde y se muestra encantado de formar parte de la RAE, "una de las instituciones más serias de este país".

"La Academia vela por un idioma de 500 millones de hablantes, una cifra que marea y que los gobiernos no se la toman en serio. Los políticos no se dan cuenta de que eso es una mina", señala.

Pero en la entrevista, Félix de Azúa (Barcelona, 1944), claro ejemplo de intelectual comprometido con su tiempo, critica también a los políticos catalanes, que son "de una mediocridad monstruosa", y dice que en España "la gente se calla demasiado. Hay un silencio heredado de siglos de dictaduras religiosas, militares y oligárquicas".

Ese silencio "hace la convivencia agradable, pero tiene la dificultad de que los abusones, los chulos, los canallas tienen la tarea muy fácil: nadie protesta. Y la poca protesta que hay, que es la de los profesionales, es una protesta entre amigos".

"La oposición que pueda hacer el PSOE al PP es una oposición de barra de bar: hoy pago yo, mañana pagas tú. Y eso ha conducido al país a una situación lamentable", subraya el autor de "Historia de un idiota contada por él mismo" (Premio Herralde 1986), "Diario de un hombre humillado" o "La invención de Caín".

Él, sin embargo, procura decir lo que piensa en sus ensayos, en sus artículos periodísticos y en sus intervenciones públicas, por muy polémicas que puedan resultar a veces sus opiniones.

"Me parece que el hecho de callarse es lo que ha conducido a lugares como Cataluña y el País Vasco a callejones sin salida. Es muy difícil vivir en ellos si tienes una cierta ética, una cierta dignidad, porque estás rodeado o bien por canallas o bien por gente que simula no ver a los canallas", comenta De Azúa, que dio clases en San Sebastián en los ochenta, "cuando ETA mataba a gente a diario".

Catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, el escritor decidió mudarse a Madrid hace unos cinco años tras haber vivido décadas en su ciudad natal.

"Hubiera podido resistir tranquilamente en Barcelona, porque en cierto modo me crece ver que mis enemigos son tan extraordinariamente mediocres, ignorantes, como son las autoridades catalanas", comenta.

Fue el nacimiento de su hija, "una criatura deliciosa" que ahora tiene cuatro años, lo que lo llevó a cambiar de ciudad porque "la educación en Cataluña está en manos de talibanes y consiste en enseñar el odio a España".

El autor de "Autobiografía sin vida" es muy crítico también con Podemos y asegura que este partido "podía ser la Iglesia católica perfectamente, con su discurso sobre los pobres y los ricos".

"La solución a la pobreza no viene, como lo plantea Podemos, por la lucha de clases, con criterios del siglo pasado que ya no funcionan. El problema real es el predominio monstruoso de la tecnología. Los hombres más ricos del mundo son los que controlan los núcleos técnicos", asegura.

La cultura y la educación fueron siempre "la defensa del pobre, pero se las han cargado a conciencia los socialistas y los populares. Los pobres están absolutamente desprotegidos, no tienen armas, no saben nada", opina el autor de "Diccionario de las artes".

"Sólo hay que oír a los responsables de Podemos que están ahora en los ayuntamientos y ver las chorradas que hacen, para darse cuenta de la profunda ignorancia que se ha instalado en esa zona de la sociedad".

"Y hay que ver también qué clase de profesor universitario es Pablo Iglesias. Es un tipo que en mi época no hubiera superado los exámenes de profesor de Universidad por ignorancia. Es circense, tiene un pico de oro pero no sabe nada. Por eso puede defender cosas tan imposibles como la Venezuela de Hugo Chávez", asevera el escritor.

Félix de Azúa ha dedicado "toda la vida a la lengua" y cree que "está muy bien" terminar su trayectoria en la institución que cuida del idioma.

Su discurso será como "un cuento" en el que reflejará su pasión por las novelas de aventuras caballerescas y rendirá homenaje a su antecesor en el sillón "H", el filólogo Martín de Riquer, al que trató en Barcelona y siempre le tuvo "un respeto enorme y un gran cariño".

El nuevo académico conoció a Martín de Riquer en los años setenta, en una conferencia que el gran medievalista dio en el Centro Cultural de los Ejércitos, "esos ejércitos que ahora no le gustan nada a Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, seguramente porque no tiene nada que defender la pobre mujer", comenta.