La Lady Harimaguada de Oro 2016 ya tiene dueño. El joven director chino Bi Gan se alzó, ayer, con el galardón y reconocimiento a la mejor película del 16º edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas por su película Kaili Blues. El palmarés de la Sección Oficial, revelado ayer en el Palacete Rodríguez Quegles, se completó con Three stories of love, del japonés Ryosuke Hashiguchi, como propietario de la Lady Harimaguada de Plata. La familia chechena, del argentino Martín Solá, obtuvo la Meción Especial del Jurado. Aloys, del suizo Tobias Nölle, fue distinguido con el premio del jurado popular y los actores David Caracol y Verónica Gerez, fueron destacados por sus interpretaciones en Posto avançado do progresso y Como funcionan casi todas las cosas, respectivamente.

Tras nueve jornadas de ojos como platos, miradas curiosas y un cine tan arriesgado como variado, el concurso del Festival cerró ayer con el reparto de distinciones. Atrás, pese a que el programa continúa hoy en las salas del Monopol con el visionado de seis títulos, quedan en la retina cerca de 100 largometrajes y 50 cortos, de los cuales 12 largos y 14 cortometrajes han competido en el programa Oficial. Luis Miranda, director del certamen, describió el mismo como el mejor desde la merma presupuestaria sufrida hace algo más de un lustro con motivo de la crisis financiera. "Nos preciamos de haber celebrado este año una de las ediciones más completas y el más parecido al festival que deseamos", expuso el responsable de la muestra.

En la ceremonia celebrada ayer en el patio del Palacete Rodríguez Quegles, planteada desde la modestia que imponen sus posibilidades, el jurado del certamen alabó las cualidades de la película de Bi Gan y destacó la unanimidad absoluta en este fallo -la única entre las distintas categorías- y "el gran provenir" que aguarda a un director de 27 años de edad que debuta con esta opera prima.

Kaili Blues, premiada también en el Festival de Locarno, fue descrita por Jane Weiner, presidenta del jurado y cineasta formada bajo el ala protector de Richard Leacock, como una película que explora con acierto los límites formales del cine sin perder la conexión con el paisaje y la vida cotidiana de la China actual. Además, destacó que transmite una fuerte sensación de presente durante todo el metraje.

"El trabajo de cámara es increíble y la puesta en escena nos sumerge en un sorprendente universo visual y sonoro. Supone, también, una poética aproximación a la sociedad y la política china sin dejar de poner el foco principal en la pequeña historia rural que narra y la peripecia vital de sus personajes", expuso esta cineasta.

Ganan los asiáticos

El jurado -integrado, junto a Weiner, por el catedrático Eduardo Rodríguez Merchán, la programadora del Festival de Rotterdam Inge de Leeuw, el cineasta español Juan Barrero y el videoartista coreano Cogonada- decidió que el título del japonés Ryosuke Hashigachi -Koibito-Tachi en su versión original- merece el segundo premio del certamen. Entre los méritos de este filme, los jueces reconocieron su acierto en ofrecer una mirada refrescante y desinhibida sobre la vida contemporánea japonesa a través de las dificultades amorosas de sus protagonistas; "que son narradas con crudeza y enorme naturalidad sin caer en lugares comunes o dramatismo efectistas".

El jurado también destacó el nivel de su reparto. "Los personajes se entrecruzan con delicada sutileza y la grandeza de este filme también se sostiene sobre la compleja y fascinante interpretación de todo el cásting; no solo de los protagonistas", apuntaron.

Jane Weiner distinguió el "fabuloso" nivel de las obras seleccionadas y la dificultad a la hora de elegir los premiados entre una programación "muy variada y sofisticada de sus propuestas". Por este motivo, la presidenta del jurado lanzó un "bravo" a los programadores por su trabajo antes de tener que ceder la palabra visiblemente emocionada.

El documental La familia chechena, del argentino Martín Sola, recibió la Mención Especial por su habilidad para replantear y "poner en crisis nuestros prejuicios sobre la cultura sufí, en la castigada Chechenia, sumergiéndonos de manera muy palpitante en el corazón de sus rituales". Se trata, según apuntó Juan Barrera, "de una gran aportación desde el ámbito del documental creativo".

Aloys, el trabajo de Tobias Nölle y el único autor presente en la entrega de los premios oficiales, fue el que más gustó al jurado popular, que en esta edición ha estado formado por 30 personas. Su película, sobre un detective solitario cuyo trabajo consiste en grabar a otras personas en secreto. El director suizo se mostró contento y satisfecho. Este título fue distinguido por la crítica hace unas pocas semanas en la sección Panorama de la 66 edición de la Berlinale. Recibir un premio del público y otro de la crítica es una combinación muy buena para una película", valoró. Además, señaló que "yo hago las películas para el público y, para mí tiene un significado especial que sean ellos los que la hayan premiado".

Por último, los actores David Caracol -Posto Avançado do Progresso- y Verónica Gerez -Cómo funcionan casi todas las cosas- reciben los premios a la Mejor Actriz y Mejor Actor, respectivamente. Estamos seguros que esta actriz emergente continuará desarrollando un gran talento interpretativo y mostrando la complejidad del rol femenino a través del cine", expuso el jurado cobre Gerez.

Por último, en la categoría de cortos se impuso Yúyú, una producción estadounidense y francesa, dirigida por Marc Johnson. El jurado formado por Alberto Gracia, Elena López Riera y Jonay Armas valoró este trabajo "por la fuerza de sus imágenes y por la poética construcción de la tensión narrativa a partir de un simple ritual".