El programa de la Sección Oficial cerró sus estrenos con el único representante español a concurso. El director tinerfeño, Omar A. Razzak presentó La Tempestad Calmada, un trabajo que definió como el retrato de "padres e hijos", la historia de una repetición y el último viaje de unos pescadores en su barco.

El cineasta, que debutó en 2014 con el documental Paradiso, en el que explora el presente de la última sala 'x' de Madrid y con el que logró el Premio Rizoma y pasar por la SEMINCI y en el Festival de Cine de Brooklyn, aseguró ayer no estar tan interesado en la historias como en el trasfondo. "Ni antes me interesaba el porno ni ahora la pesca, simplemente tomo un espacio y cuento cosas sobre eso", apuntó.

Tal y como explica, las historias que aborda Razzak no son buscadas ni parten de un objetivo predeterminad. Simplemente, se presentan ante sus ojos. La tempestad calmada se rodó en la isla italiana de Ponza por pura casualidad. El tema de partida estaba localizado entre el País Vasco y Sicilia y giraba entorno a la presencia de italianos en la industria de las anchoas. "Casualmente llegamos a Ponza por nuestro productor, encontramos lo que necesitábamos y, por azar, nos quedamos", explicó.

Su película juega con el concepto de insularidad, las relaciones entre padres y hijos, el aprendizaje, y la ausencia de oportunidades pese al potencial del territorio. "Elegí no rodar en Canarias porque es mejor alejarte un poco para contar lo tuyo", expuso sobre los paralelismos entre Ponza y el Archipiélago.

Razzak presentó la película junto al sonidista Emilio García tras finalizarla el domingo pasado. Ambos explicaron que encararon el proyecto, un año antes de iniciar el rodaje, a partir del sonido. "Mucha gente nos dice que lo podríamos haber rodado aquí, pero la desvinculación con el idioma nos dio otra perspectiva y mucha libertad", explicó Emilio García. El tinerfeño aseguró que quiso cambiar el formato de Paradiso "por aburrimiento". Por eso, explicó que la primera parte de La tempestad calmada puede tener puntos en común pero después varía, desde la improvisación, para "presentar una cosa más divertida", concluyó.